Capítulo 30

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•Llegamos a casa•

El sol se deslizaba lentamente hacia el horizonte, pintando el cielo con pinceladas de naranja y morado mientras el día daba paso a la noche. Las sombras se alargaban entre los árboles del denso bosque, susurrando secretos ancestrales mientras la oscuridad se apoderaba poco a poco del paisaje.

El anochecer envolvía el claro del bosque en una atmósfera mágica y ligeramente inquietante, donde los sonidos de la naturaleza se mezclaban con el palpitar del corazón humano, anticipando los desafíos que la noche traería consigo.

El grupo de cazadores de demonios se congregaba, cada uno sumido en sus pensamientos y preparándose para la misión que tenían por delante. Y así, mientras el sol se despedía en el horizonte, comenzaba la danza nocturna de los cazadores de sombras.

—¿Partiremos de noche? —Zenitsu miraba al cielo estrellado, su cuerpo recostado en el suelo cerca de la salida, como si buscara respuestas en las constelaciones que titilaban sobre ellos.

—¿Tú qué crees? No pueden salir en el día —Inosuke apretaba las vendas de sus katanas con una intensidad que reflejaba su impaciencia por la acción.

—Sí, saldremos de noche. Además, envié un mensaje avisando nuestra llegada —Mey mantenía su vista fija en el cesto de ropa envuelto en varias sábanas, su postura calmada, pero sus ojos alerta ante cualquier señal de peligro.

—¿Ya saben los pilares que encontraste, Tanjiro? —Agatsuma enfocó sus ojos en la chica, su tono suave pero firme, mostrando su preocupación por el bienestar del grupo.

—No, aún no. Primero quiero asegurar su seguridad—respondió Mey, su voz tranquila pero cargada de determinación, revelando su compromiso con la seguridad de sus compañeros.

—¿P-Pilares? —Tanjiro miraba a su alrededor desde el interior del cesto de ropa, su voz temblorosa reflejando la ansiedad que lo consumía.

—De hecho, estás frente a uno de ellos. ¡Nosotros estamos en el camino de ser pilares! —Inosuke alzó triunfante sus armas, su gesto desafiante mostrando su confianza en su propio destino.

—¿Es en serio? —Tanjiro se estremeció ligeramente, consciente de la importancia de lo que acababa de descubrir, pero también atormentado por sus propios secretos oscuros.

—Sí, soy la pilar de la llama —declaró Mey con humildad, pero su voz resonaba con un orgullo justificado por su posición y su deber hacia la humanidad.

—Escuché algunos rumores sobre ti... las primeras lunas superiores decían que jamás habían visto a un pilar con dos perros guardianes. No lo digo con intención de ofender —comentó Tanjiro, su voz apenas un susurro tembloroso que revelaba su temor a lo desconocido.

—¿Cómo que perros guardianes? —Hashibira lo miró con suspicacia, su expresión endurecida por la sospecha, mientras trataba de descifrar el enigma detrás de las palabras de Tanjiro.

—¿Cómo que las lunas superiores? —Zenitsu mantuvo sus ojos bien abiertos, su mente girando con preguntas sin respuesta, buscando desesperadamente comprender el mundo que los rodeaba.

—Douma y Kokushibo... ellos me hablaban más que los demás. Las demás lunas no terminaban por aceptarme —susurró Tanjiro, su voz apenas un murmullo cargado de significado, revelando la verdad que había estado oculta en las sombras durante tanto tiempo.

Las palabras de Tanjiro colmaron el lugar con un silencio tenso y cargado de incertidumbre.

Hashibira frunció el ceño, su mente trabajando a toda velocidad para descifrar el enigma detrás de las palabras del joven.

Juntos Hasta El Final [Tanjiro y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora