Juntos Hasta El Final [Tanjiro y Tú]

Capítulo 28

•Notas de un viejo libro•

Tanjiro Kamado

La incomodidad persistía mientras yacía en el futón, el implacable dolor de cabeza se negaba a ceder. Anhelaba la serenidad de pasar el tiempo en calma, pero esa posibilidad se desvanecía ante la avalancha de preguntas que asaltaban mi mente.

¿Por qué aquel aroma de la cazadora me resultaba tan familiar?

¿Quién era la misteriosa figura que habitaba mis sueños?

¿Qué motivó a esa persona a llevarse mi haori?

Y, sobre todo, ¿qué significaban las enigmáticas palabras del libro?

¡El libro!

Un impulso repentino me llevó hacia el cajón donde yacía, y al abrirlo, ahí estaba, esperándome. Sin demora, me dirigí a su primera página.

Hoja 1

"Probablemente comience a olvidar, pero ahora tengo la oportunidad de plasmar mis recuerdos y pensamientos. Hoy, xx/xx/xxxx, me encuentro en mi nueva habitación, sometido a una vigilancia constante las veinticuatro horas del día. Aun así, la soledad me envuelve con su fría sombra.

Cada minuto que transcurre, el anhelo por mi hermana Nezuko se acrecienta.

Mi corazón añora fervientemente a Mey, la chica más especial para mí.

Echo de menos a mis leales amigos, Zenitsu e Inosuke.

Y siento la ausencia de los pilares, quienes una vez fueron mi apoyo.

Maldigo el momento en que Muzan me transformó en lo que soy ahora. Si en el futuro me encuentro con este libro, debo advertirme: ¡no confíes en él! Sus promesas son mentiras, sus intenciones son oscuras.

No lo hagas, es el monstruo más sádico y malvado que existe.

Solo deseo que, al leer estas líneas en el futuro, no haya derramado sangre inocente por mi culpa.

Insisto en que no olvides a aquellos que te aman. Olvida quién eres tú, pero no a ellos.

Recuérdalo, Kamado Tanjiro."

Necesitaba respuestas, urgía descubrir más. Sin embargo, no me atreví a salir de la fortaleza; en su lugar, decidí aventurarme fuera de mi habitación.

La intriga me impulsaba a explorar más allá de los confines conocidos, y la oscuridad de la noche ofrecía el velo perfecto para mis movimientos.

Con paso sigiloso, me deslicé por los pasillos silenciosos, cada crujido de madera bajo mis pies resonando en la quietud de la fortaleza. Traté de mantenerme oculto, pero sabía que era cuestión de tiempo antes de que alguien notara mi ausencia.

Y así fue. La voz de Muzan, fría y autoritaria, me detuvo en seco antes de que pudiera alcanzar la salida.

—¿A dónde te diriges? —preguntó, su tono serio resonando en el aire tenso.

Traté de ocultar mi nerviosismo, respondiendo con una excusa improvisada.

—Voy... a tomar un poco de aire fresco, quizás a comer—dije, esperando que mis palabras sonaran convincentes.

—¿Tan pronto cambias de opinión? —inquirió, su tono lleno de suspicacia.

—Tengo curiosidad, prometo ser prudente —respondí, tratando de mantener la calma ante su mirada penetrante.