Capítulo 21

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·Buenos corazones·

Mey se despertó con la suave luz del amanecer filtrándose por la ventana de la habitación. Con cuidado, se deslizó fuera de la cama, tratando de no perturbar el sueño de sus compañeros, quienes aún descansaban plácidamente.

El suelo frío bajo sus pies desnudos la hizo estremecer levemente, pero estaba decidida a empezar el día sin interrumpir la tranquilidad del ambiente.

Se vistió rápidamente y salió de la habitación con discreción.

El pasillo estaba silencioso y vacío mientras la castaña se dirigía hacia la sede, su mente llena de pensamientos sobre Tomioka por todo lo que había hecho por ellos.

Sabía que sin su ayuda y orientación, no habrían llegado tan lejos en su entrenamiento como cazadores de demonios.

Al llegar a la sede, vio a lo lejos la figura imponente del pilar de la llama, Rengoku, ocupado con lo que parecía ser la preparación para un viaje.

Su curiosidad la llevó a acercarse, y al hacerlo, Rengoku la reconoció al instante.

—¡Eres la chica otoño! —exclamó con una sonrisa amistosa.

Mey se sorprendió ante su reconocimiento. —Señor Rengoku... ¿Se va? —preguntó, tratando de ocultar su sorpresa.

Sí, hemos recibido información sobre un demonio que ha causado estragos dentro del tren del infinito. —La expresión del pilar se volvió seria mientras compartía la noticia con Mey.

—¿El tren del infinito? ¿Podría ser obra de uno de las doce lunas? —Mey estaba intrigada, tratando de conectar los puntos.

—Quizás. Pero hay algunas cosas de las que debo hablarte —dijo Rengoku, cambiando el tema de conversación de repente.

¡Claro! ¿Sucede algo? —Mey estaba ansiosa por saber más.

—¿Es cierto que dominas la postura de la llama? —preguntó Rengoku, mirándola fijamente.

Mey asintió, sintiendo una punzada de nerviosismo ante la pregunta directa del pilar.

—En ese caso, cuando yo deje el puesto de pilar, me gustaría que tú fueras la siguiente. Mi esposa aún no ha dado a luz, y pasarán años antes de que mi hijo esté listo para seguir mis pasos —explicó Rengoku, con una seriedad que reflejaba la importancia de sus palabras.

Mey apenas podía creer lo que escuchaba. —¡Usted es padre...! ¡¿Es en serio?! —exclamó, con los ojos abiertos de par en par.

—Sí, es cierto. Y sería un gran honor para mí que tú ocuparas mi lugar cuando llegue el momento —respondió Rengoku, con una sonrisa tranquilizadora.—¡Bien! Hablaremos después —añadió, dándole a Mey un gesto de despedida antes de retirarse.

—Con cuidado, señor Kyojuro —susurró Mey, viendo cómo el pilar se alejaba. Ahora solo le quedaba hablar con Tomioka y reflexionar sobre la increíble oferta que acababa de recibir.

—Tu cuervo no tardará en darles las órdenes de acudir conmigo en está misión. Los esperaré en la estación del tren después de que hayan concluido el entrenamiento de Kocho.

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—Al fin te encuentro —dijo Mey, con un tono de alivio evidente en su voz, mientras se acercaba a Giyuu, quien mantenía su expresión seria e imperturbable.

Juntos Hasta El Final [Tanjiro y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora