Capítulo 33

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·Recordar y recordar·


Mientras Mey procesaba la avalancha de emociones que la envolvían, su atención fue capturada por una pequeña bola de tela verde con cuadros negros. Tanjiro, en medio de lágrimas, se acercó a ella y, al encontrarse con su mirada, se abrazaron con fuerza, casi cayendo en el proceso.

—E-Espera, ¿Qué sucedió? —preguntó Mey con voz preocupada— ¿Qué tienes?

Tanjiro, incapaz de responder con palabras debido a su llanto, se aferró a ella como si fuera su único consuelo en medio de la tormenta. Mey, viéndolo como a un niño indefenso en busca de refugio, comenzó a acariciar su cabello con ternura, tratando de calmarlo con gestos de afecto.

Después de unos minutos, Tanjiro logró calmarse lo suficiente como para separarse de Mey.

—¿Ya estás más tranquilo? —le preguntó Mey, sonriendo con dulzura mientras lo sentía acurrucarse en sus brazos.

Tanjiro asintió en silencio, pero luego levantó la cabeza y confesó con voz temblorosa:

—...—Kamado se limitó a asentir— Me siento culpable... por todo. Por dejarte a tu suerte todos estos años, por poner en tus hombros la responsabilidad de Nezuko.

Mey, conmovida por su angustia, movió la cabeza para darle más espacio.

—¿De qué hablas? —le preguntó, sintiendo la tristeza de Tanjiro envolverla como una pesada manta.

—¡P-Por todo! ¡Por dejarte a tu suerte todos estos años, por poner en tus hombros la responsabilidad a Nezuko! —exclamó Tanjiro, hundiendo su cabeza en el cuello y la clavícula de Mey.

—P-Pero... —intentó interrumpir Mey, pero Tanjiro continuó.

—¡Recuerdo todo, Mey! —continuó Tanjiro, sollozando—...Creí que solo estaba soñando, pero eran recuerdos —explicó Tanjiro, poco a poco relajándose—. Al despertar seguía viéndolos, sentí como si mi cabeza estuviera a punto de estallar. Tuve que levantarme de la cama para ir directo al baño a vomitar.

Mey asintió comprensivamente, sintiendo una punzada de culpa por no haber estado allí para ayudarlo.

No te preocupes, ahora estoy mejor, además sé que no estabas. Te fui a buscar a tu habitación, y no te vi —añadió Tanjiro, buscando consolarla con su propia tranquilidad.

—Ya veo —murmuró Mey, sintiéndose aliviada por saber que Tanjiro estaba bien.

Sin embargo, Tanjiro notó el olor a ira que aún emanaba de Mey.

—¿Por qué estabas enojada? —preguntó con curiosidad—. Cuando llegaste detecté un olor a ira... muy fuerte. ¿Pasó algo?

—Muzan —dijo Mey de repente, una amargura palpitante en su voz—. El de verdad es un monstruo.

Con temor y rabia, Mey le contó todo lo que había pasado en el breve tiempo que había estado fuera.

—Prometo que pagará por lo que ha hecho, todos hemos sufrido por su culpa —dijo Tanjiro, ahora reconfortando a Mey con suaves caricias.

—¿Por qué a las personas buenas les pasan cosas malas? —preguntó Mey, sus ojos naranjas llenos de lágrimas—. ¡¿Por qué no podemos vivir una vida normal?!

—Así es el destino —respondió Tanjiro con sabiduría—. Si esperas que la vida te trate bien porque eres una persona bondadosa, es ser simplemente conformista. En cambio, si nos esforzamos, estoy seguro de que seremos recompensados.

Juntos Hasta El Final [Tanjiro y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora