Capítulo 36

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•Un plan, dos demonios•

—¡DIJISTE QUE NO ESTARÍAS CON MUZAN!

Sin embargo, el demonio se mantuvo en silencio y simplemente se quedó viéndolos fijamente. Todos estaban sorprendidos y en la mente de ambos chicos solo se repetía constantemente la misma pregunta:

¿Acaso nos mintieron Douma y Kokushibo?

Aparentemente, así era. Aunque, tal vez no tendrían problemas con aniquilar al segundo mencionado, ya que eran tres contra uno sin contar a Rengoku, pues él lamentablemente no podía moverse. La tensión en el aire era palpable, cada respiración se sentía como una eternidad.

Mey avanzaba hacia Kokushibo con la intención de contraatacar, aunque un grito la hizo detenerse en seco.

—¡ESPERA, NO LO HAGAS! —Douma gritó, moviéndose rápidamente para posicionarse frente a Kokushibo. Su expresión era seria, algo raro en él, lo que aumentaba la confusión de todos.

—Número dos, ¿qué significa esto? —preguntó la castaña, su voz tensa mientras se detenía.

—¡Está siendo controlado! Nuestra intención no era venir a enfrentarlos —confesó Douma, levantando las manos en un gesto de paz—. ¡Cálmate ya, Kokushibo!

Pero la luna demoniaca no tenía intención de hacerlo. Se notaba lo enojado y agresivo que estaba. Sus ojos brillaban con una furia incontrolable, y cada músculo de su cuerpo parecía listo para atacar.

Por suerte, Muichiro fue sigiloso y, con un golpe rápido y limpio en el cuello, logró que perdiera el conocimiento. Kokushibo cayó al suelo con un ruido sordo, y el silencio que siguió fue ensordecedor.

—Mey, Tanjiro, ¿por qué dos lunas demoníacas los conocen? —Kyojuro los miraba con desconfianza, su postura firme y lista para cualquier eventualidad—. Me gustaría una explicación —ordenó, su voz firme y autoritaria.

Mey intercambió una mirada con Tanjiro antes de hablar.

—Prometo que se lo diremos, pero primero debemos hablar con Douma.

—No quiero meterlos en problemas —Douma intervino, su tono menos juguetón de lo habitual, lo que solo incrementó la seriedad del momento.

—Solo dinos qué es lo que sucedió —insistió Tanjiro, su voz llena de preocupación y urgencia.

Douma asintió, tomando un respiro antes de explicar.

—Hace dos días nos encontrábamos cruzando un bosque. Me alejé de Kokushibo y, cuando lo encontré, vi que estaba hablando con alguien. Vi que lo tomó del cuello y enterró sus garras en él.

—¿Interveniste? —preguntó Mey, con los ojos muy abiertos.

—No, no podía moverme hasta que se fue. Traté de ayudarlo, pero fue cuando comenzó a ser agresivo. Creo que si despierta, estará mejor —Douma explicó, su mirada preocupada dirigida a Kokushibo.

En ese caso, será mejor llevarlo a mi finca —Mey suspiró, dándose cuenta de la gravedad de la situación.

—¡Claro que no, ellos son peligrosos! Mey, escucha lo que estás diciendo —protestó Kyojuro, su desconfianza evidente.

Douma, ¿qué nos estás ocultando? —preguntó Tanjiro, con la mirada fija en el demonio.

La segunda bajó la vista antes de responder.

Juntos Hasta El Final [Tanjiro y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora