Capítulo 32

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•El pasado no puede ser cambiando•

El ambiente se cargó de tensión mientras las voces se elevaban entonces el pequeño grupo. Mey, cansada de la discusión, intervenía para calmar los ánimos.

—¡Dejen de hostigarlo! —exclamó Mey, su tono indicaba claramente su frustración. Los pliegues de su ceño se profundizaron, reflejando su agotamiento por la situación.

—¿Es nuestra culpa de que Monjiro no recuerde quienes somos? —protestó Inosuke, con los brazos cruzados y un gesto de contrariedad en el rostro.

—¡Es Tanjiro, no Monjiro! —corrigió Tanjiro, con una ligera expresión de irritación en su rostro. Su voz sonaba cansada pero firme.

—Solo recuerda su nombre.

—En eso te equivocas.

—¿Por qué lo dices? —inquirió Agatsuma, interesado en la explicación. Su mirada se posó en Tanjiro con curiosidad.

Con un gesto discreto, Tanjiro sacó un pequeño libro de su bolsillo y lo mostró al grupo. El papel desgastado y las letras marcadas revelaban que había sido consultado en numerosas ocasiones.

—Esto lo escribí mientras estaba con Muzan —confesó, su voz cargada de vergüenza—. Con esto, sé algunas cosas sobre ustedes.

—¿Podemos leerlo? —Inosuke se inclinó hacia adelante, curioso. Sus ojos brillaban con una mezcla de intriga y ansiedad.

—¡Aún no aprendes a leer correctamente! —le reprochó Zenitsu, frunciendo el ceño y lanzando una mirada de reprimenda al joven.

—¿No has aprendido nada de lo que te he estado enseñando? —agregó Mey, herida por la falta de atención. Su tono denotaba una mezcla de decepción y molestia.

—Rayos... —masculló Inosuke, abochornado por su error, mientras bajaba la cabeza avergonzado.

Tanjiro discretamente guardó el libro, poniendo fin a la conversación sobre el tema. Con la decisión de esperar a que la noche llegara para partir, el grupo se dispersó temporalmente para prepararse para lo que estaba por venir.

Caminaron por un largo rato, quizas unas 3 o cuarto horas.

El ambiente estaba cargado de nerviosismo mientras el grupo se acercaba al lugar donde se encontraba Tamayo.

—¿Falta mucho? —preguntó Tanjiro, su mano entrelazada con la de Mey revelaba una conexión reconfortante en medio de la incertidumbre.

—Solo unos minutos —respondió Mey, tratando de transmitir calma con su voz.

—¿Y ahora? —Inosuke preguntó impaciente, incapaz de contener su ansiedad.

—Falta poco —Mey respondió con normalidad, manteniendo su mirada enfocada en el camino por delante.

—¿Ya? —Zenitsu acomodó mejor la caja de Nezuko sobre sus hombros, ansioso por llegar a su destino.

—¿Mey? —preguntaron al unísono, provocando una reacción brusca en la pilar.

—¡BASTA!

—¿Por qué gritas tanto?, Es molesto —sus palabras resonaron con un tono de frustración, pero al ver quién se acercaba, su rostro se suavizó.

—¡Yushiro! —Mey se adelantó para saludar al recién llegado—. ¿Cómo estás?

—Estoy bien, gracias —respondió Yushiro con su habitual neutralidad—. Vamos, la señora Tamayo nos espera. Por cierto, regresaste, Kamado.

Juntos Hasta El Final [Tanjiro y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora