Capítulo 20

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·Amor·

—¡Oigan despierten, están frente a los pilares! —la voz resonó en la sede principal, sacudiendo a Tanjiro y Mey de su letargo.

—¿Dó...nde estamos? —Tanjiro parpadeaba tratando de enfocar su mirada en el cielo, los primeros rayos del sol lastimaron un poco sus ojos.

—Uh... ¿Quiénes son...estás personas? —Mey se frotaba la cabeza con gesto preocupado, como si un leve dolor la aquejara.

Bueno, están aquí porque serán juzgados, antes de eso díganme ¿Por qué viajan con un demonio cuando su deber es asesinarlos? —la voz del pilar del viento era firme, su mirada escudriñaba a los prisioneros con intensidad.

 —El demonio es mi hermana —respondió Tanjiro con determinación.

—Atacaron nuestro hogar cuando no estábamos y todos estaban muertos al regresar... —suspiró Mey, recordando el oscuro episodio.

Transformaron a Nezuko, pero ¡Ella no ha devorado a nadie! —añadió Tanjiro con vehemencia.

—Somos asesinos de demonios para poder sanar a Nezuko —explicó Mey, con una mezcla de angustia y miedo en su voz.

—Eso suena interesante —el pilar del viento los observaba con una sonrisa un tanto siniestra—. ¿Ellos son los asesinos que viajan con el demonio? —señaló la caja que sobresalía de su mano.

—(Tiene a Nezuko...) —pensó Tanjiro, preocupado por la seguridad de su hermana.

—¿Se puede saber qué pretenden? —intervino otro pilar, con un tono más severo. Iguro—. Deja de actuar por tu cuenta, Sanemi.

Pero Sanemi, con su temperamento impulsivo, no escuchó. Impulsó su katana y atravesó la caja con ella, hiriendo a Nezuko en el proceso.

—¡ALTO! —con esfuerzo, Tanjiro se puso de pie, ignorando el dolor y la debilidad—. No me importa si eres un pilar, si lastimas a quienes amo, ¡no te lo perdonaré!

Sanemi solo se rió, desafiante. Tanjiro corrió directamente hacia él con la intención de enfrentarlo, y logró golpearlo en la nariz con un cabezazo.

—Si no puedes distinguir un demonio bueno de uno malo, entonces ¡no deberías ser un pilar! —gritó Tanjiro, con fervor y enojo.

El líder de la organización, Kagaya Ubuyashiki, avanzó con pasos tranquilos hacia el claro de la residencia, su presencia imponente pero serena. Su mirada compasiva recorrió a los presentes, transmitiendo una sensación de calma y comprensión que contrastaba con la tensión que había reinado momentos antes.

—Deténganse, por favor —dijo Kagaya con voz suave pero firme, extendiendo una mano en un gesto de paz—. Sanemi, entiendo tu preocupación, pero la violencia no nos llevará a ninguna parte.

Sanemi, con la respiración agitada y la mirada llena de furia, bajó lentamente su katana, aunque no sin mostrar cierta reticencia.

La presencia de Kagaya parecía tener un efecto calmante incluso sobre el pilar más impulsivo.

—Lamento haber actuado de forma precipitada, Kagaya-sama —murmuró Sanemi, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

Kagaya asintió con comprensión, su mirada reposando ahora en Tanjiro y Mey, quienes observaban la escena con una mezcla de alivio y nerviosismo.

—Entiendo que han pasado por momentos difíciles, Tanjiro y Mey —dijo Kagaya con gentileza, acercándose lentamente al carruaje donde estaban los prisioneros.

Juntos Hasta El Final [Tanjiro y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora