Capítulo Cuatro: Cocodrilo

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Capítulo Cuatro: Cocodrilo

Shaina.


— ¿Estás segura que es lo que quieres hacer? —Me pregunta tía Francis una vez más.

Asiento y sorbo mi nariz porque estoy quitándole las capas a la cebolla. No me pierdo la larga mirada que le da a mamá que se encuentra cortando tiras de carnes para el almuerzo, finjo no darme cuenta. No me harán cambiar de opinión-

Antes estaba demasiado cómoda con la sobreprotección que ellas me daban, pero ahora me incomodan estas señas a mis espaldas y excesiva preocupación por cada cosa que hago. La caja de cristal en la que por tanto tiempo me sentí segura, ahora me hace sentir una prisionera.

— ¿No prefieres que cómo siempre hagamos una cena aquí en casa? Sun Hee siempre será bienvenida.

Es lo que hemos estado haciendo desde que tengo uso de razón, solo que los últimos dos años Park Sun Hee se nos unió. Lo dije antes, estaba tan cómoda en la sobreprotección de mi familia que ni siquiera notaba que la única razón por la que salía en la noche era si estaba acompañada. No voy a culparlos de todos mis conflictos y problemas que me agobian, pero siento que algo han tenido que ver en mucho de ello.

—Quiero salir con Sun Hee —digo intentando reunir el valor de ser escuchada.

Alzo mi vista para verlas a ambas. Constantemente estoy asintiendo a todas sus ideas y formas de guiar mi vida, pero por primera vez quiero hacer algo que deseo. Sí, la idea de salir ha sido de Sun Hee y en un principio estuve aterrada – todavía – pero ahora creo que quiero hacerlo, al menos quiero hacer algo diferente incluso aunque me asuste.

—Quiero ir —Repito—. Quiero divertirme con mi mejor amiga.

—Pero ese no es tu ambiente, cariño —dice mi tía.

— ¿Por qué no puede serlo? No soy una niña, puedo salir de noche y no necesito hacerlo siempre con ustedes —Juego con el cuello de mi camisa porque la idea de que esto se vuelva una discusión me pone algo nerviosa—. Le prometí a Sun Hee que saldríamos y quiero hacerlo.

—Está bien, Shaina. Respira hondo —Me pide mi tía, lo hago—. Si es lo que quieres está bien, lo aceptamos. Queremos que la pases bien.

»Pero no podemos evitar estar preocupados, aún está latente ese caso de la chica en Mosman y quién sabe qué pudiese suceder.

—No hay que ser negativos —Me atrevo a decir— y tendré cuidado, lo prometo.

—Si eso te hace feliz, está bien —suspira mi tía.

Asiento y le doy una pequeña sonrisa pese a mis lágrimas por la cebolla. Creo que escucho a mi mamá decir "tal vez ella no vaya", pero finjo no hacerlo porque de esa manera no será real. Continúo pelando las cebollas y me detengo dándome cuenta de algo: es la primera vez que nadé contra la corriente de mi familia y...Me gustó.

La sensación de liberación y salir de la burbuja con un desacuerdo tan sencillo se sintió tan bien, que me gustaría saborear de nuevo tal emoción.

Comemos, pero no tengo tanto apetito, no sé si se trata de los efectos secundarios de haber disminuido mi dosis de antidepresivos o solo es que mi mamá hablando sobre cuánto debo cuidarme de la gente mala me está enloqueciendo.

Lo único que sé es que siento alivio cuando salgo de la casa y voy camino a la librería. Me estaba sintiendo sofocada con mi mamá y mi tía. Irónico que me protejan ahora y no cuándo lo necesite hace unos años.

Me paralizo momentáneamente ante ese pensamiento. Yo nunca las culpo ni guardo rencor, pero acabo de pensarlo. Llevo una mano a mi pecho con preocupación ¿Es esto un efecto de reducir la dosis de mi medicamento? Si es así, debo controlarlo, la última vez que intenté dejar mis medicamentos caí en un caso de paranoia que alarmó a todos.

El Rostro de una MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora