Capítulo veintinueve: No una víctima

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Capítulo veintinueve: No una víctima.

Azhar.


—¿Y por qué no estacionarnos adentro? —Me pregunta Albert tras bajar del auto luego de estacionarlo en un  local de comida rápida cercana.

Detengo mi caminata y volteo a verlo, se está revisando en los vidrios tintados de su auto deportivo antes de girar hacia mí y verme a la espera de una respuesta.

—No lo pensé, no tengo auto por lo que esas cosas no se me pasan por la cabeza.

—Perra —Es todo lo que sisea antes de caminar a mi lado.

»Así que ¿Cuál es el misterio sobre no poder ir a tu apartamento?

—Sabes que vivo con dos compañeras de piso, la mamá de una de ellas, de Shaina, es la dueña real —Me detengo de manera breve a ver el menú expuesto del local.

Pero no entro porque Albert no come comida chatarra ni barata, aun no tengo hambre y esos sobres esperan por mí en mi habitación.

—La señora Hawk puso reglas bastante puntuales sobre no llevar invitados o dar nuestra dirección, es paranoica y creo que sufre de síndrome de Munchausen o está simplemente loca.

—¿Muncha... qué?

—Ya sabes, su mamá inventa mierdas sobre que está enferma o le provoca síntomas, alguna cosa de tener poder sobre su hija, un trauma o simple locura sobre querer su hija para sí misma, aislarla.

»Es muy rara, antes lo ignoraba, pero he estado hablando más con Shaina y la verdad es que tiene bastante personalidad solo que es asustadiza, creo que todas estas reglas impuestas fueron creadas para aislarla tanto cómo puede, con la falsa pretensión de escoger a las dos personas que se relacionarían con su hija y tener el control máximo.

—Hija de puta loca —Se ríe caminando a mi lado—. Eso explica por qué ella es tan rara... Es linda y dulce, pero bastante rara.

Detengo mi caminata, viéndolo con confusión.

—¿Conoces  a Shaina?

—Lo hago, fui a ese café y librería, dos veces en las que desapareciste, hace poco de hecho y fue bastante rara.

»Aunque pudo deberse al sexy hombre que quería comérsela a bocaditos ¡Dios! La miraba con tanto deseo que casi me la puso dura. Entonces ella estaba todo sobre "¿Ves a la niña?" y no había ninguna niña, tenía una mirada de loca y perdida, se echó el café encima, el chico sexy se preocupó, me arruinó el pantalón que tuve que botar...

—O podías lavarlo, ya sabes, quitar la mancha.

—Era mejor botarlo —señala como si fuese obvio.

—Por supuesto, era la decisión  idónea.

—Luego se fue corriendo algo histérica. La segunda vez fue un poco más normal, aunque parecía retraída —Sonríe con picardía—. Llevaba puesta ropa de chico y alcancé a verle un chupetón, aunque de nuevo, te digo que parecía ida, viendo al vacío y respondiendo en automático. Es una niña muy rara, Azhar ¿Está loca?

—¿No lo estamos todos? —Retomo la caminata—. Ella es una persona peculiar, tiene sus problemas, creo o su mamá los inventó, está asustada del mundo, pero ahora está viviendo y a mí eso me encanta. Tal vez finalmente se folló al tipo que le gusta, eso sería genial.

—Y si es el tipo que la veía con deseo ¡Ufs! Felicidades por ella, nada más imaginar que un tipo así te la mete con pasión, me acalora.

—Y esa es la historia del apartamento en dónde vivo, claramente estoy rompiendo una regla al llevarte.

El Rostro de una MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora