Capítulo veintidós: El despertar de Shaina.
Shaina.
Hay una sensación extraña en mí, algo se siente diferente, además del hecho de que haber visto a mi padre me ha estado ocasionando escalofríos desde hace dos días, hay algo más, un estado de consciencia que no puedo explicar.
No he querido pensar en el señor que llamé padre durante toda mi vida, ese señor que profanó mi cuerpo, que me dio pesadillas y pesares que durante años me han hecho sentir sucia y cómo una basura. Él me trató cómo escoria. Un día era un padre amoroso y al siguiente un monstruo que convertía ese amor en algo perverso, algo sucio, algo dañino que me destruyó.
Durante años me he concentrado en dejarlo atrás, lo he enterrado en mi memoria, lo he rechazado tanto que con el tiempo he conseguido alejarlo de mis pesadillas y cuando está presente, finjo no recordar al despertar. No lo hablo con mi psiquiatra, no se menciona en mi casa y a veces trato de convencerme de que si no pienso en ello, entonces, no sucedió.
Mamá siempre ha dicho que fui una niña tranquila y callada, era pensativa y tímida, siempre tuve una terapeuta sobre todo porque no hablé durante los primeros años de mi vida, no era una niña típica, pero el día que decidí decir una oración completa en voz alta, fue para hacer saber cuánto daño me estaba haciendo el hombre que llamaba papá. Esos acontecimientos, esos momentos, quebraron algo en mí. Una niña que ya estaba lo suficiente defectuosa, se convirtió en algo totalmente dañado.
No le conté a mamá que lo vi, que me buscó ni siquiera a mis tíos. En mi interior alguna especie de rencor se guarda hacia ellos por no protegerme y porque sé que aun dudan de mí, que me cuestionan y que muchas veces pueden preguntarse "¿Diría Shaina la verdad?". Papá para mi mamá era un hombre intachable, su gran amor, el padre del año y mis palabras, mi dolor, le borró esa imagen que tenía de él y una parte de mí siente que aun ella no me cree.
Aparte de la reciente aparición de ese señor, otra cosa que mamá tampoco sabe es el ataque de pánico que tuve, la manera en la que colapsé y el cómo Preston me rescató.
—Preston —susurro permitiéndome saborear un poco su nombre y la incógnita que va con él.
Aun puedo sentir el tacto de su mano en mi mejilla y el susurro de "estás bien" antes de que finalmente se fuera del apartamento tras asegurarse o creer que yo dormía. Él estuvo conmigo, me ayudó y sentí que no me juzgó mientras reprendía y alejaba a Priscila de cualquier tipo de perturbación que podía causar cuando yo me encontraba tan afectada.
Preston, el hombre que despierta algo en mí, algo que no sé cómo explicar, pero que con cada encuentro se hace más evidente. Ahora él también está en mis pensamientos y eso me hace sentir culpable porque me lleva a pensar en Anders, el hombre que me gusta y que en este momento debe de pensar que soy una completa lunática luego de que simplemente me fuera corriendo sin ninguna explicación; desaparecí sin decirle y no he contactado con él hasta ahora porque la vergüenza me consume, porque dejé que Preston se metiera en mi cabeza, porque tengo miedo de que mi locura termine alejándolo o lastimándolo. No soy normal, nunca lo seré.
Y el hecho de que ahora me encuentre en esta fiesta pensando que eso me hará más normal, me pone en una categoría más patética.
Sun Hee me convenció de venir a una fiesta con ella y Seung Wook, en un principio desistí por no querer estar con multitudes, por miedo a salir de noche y por la incomodidad de sobrar en la relación entre ellos que se está desarrollando. Sin embargo, recordé cuánto extraño a mi mejor amiga y una parte muy estúpida de mí pensó que estaría bien hacer algo normal cómo cualquier persona de mi edad.
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El Rostro de una Mentira
Misterio / SuspensoEn un país multicultural cómo Australia, en un día puedes toparte con más de mil rostros y diversas personalidades, pero es en la ciudad de Sydney donde cuatro personalidades colisionan en una gran mentira y es esta ciudad la que se encuentra siendo...