Capítulo Once: Tentar

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Capítulo Once: Tentar.

Azhar.


Tengo pereza para hacerme desayuno, pero eso no es extraño. Lo más extraño es estar despierta para el desayuno, más teniendo en cuenta lo tarde que me dormí luego de una amena conversación de pocos minutos con Leonid por teléfono.

Debo admitir, a regañadientes, que por primera vez en mucho tiempo siento emoción sobre hacer algo, estoy esperando cómo una adolescente ilusionada la cena no cita que tendré con Leonid. Otra cosa con la que molestamente debo ser sincera es que fue difícil envolverlo, tuve que jugar la carta de una avergonzada mujer que quería saldar la deuda de ese almuerzo que me compro, pero al final él nuevamente dice que pagará porque tiene un lugar en mente y a mí me daba pereza protestar.

¿Me siento culpable por lo que estoy haciendo? No.

Ahora, lo que sí siento es un poco de remordimiento, pero por Leonid ya que puedo ver cuánto se esfuerza en ser un prometido soñado. Su vida es ordenada, parece un muchacho con toda su vida trazada y aquí estoy yo, queriendo empujarlo hacia el pecado. Lo siento, Leonid.

Ayer tenía la adrenalina del semitrío en el que jugué, luego el orgasmo bien inducido de mi vibrador, estaba a rebosar de energía y no me detuve al llamarlo, tomando la decisión de que no podía resistirme a tantear un poco el terreno.

Sin embargo, puede que él me guste y me tiente demasiado, le tengo muchas ganas a este chico surfista, pero no lo presionaré. Seré la típica Azhar sin inhibiciones, descarada y con libertad verbal, si él quiere jugar conmigo es su decisión. Después de esta cena veremos cómo marcha todo. No tengo la necesidad de obligar a un hombre a caer por mí, estamos lo suficiente grandecitos para decidir con quién pecar y en qué tentaciones caer.

Con ese pensamiento muy claro camino hasta la cocina, tomo una botella de agua y compruebo que no hay ningún mensaje de mis compañeras en la pizarra, eso me hace pensar nuevamente en lo extraño que actúo la mamá de Shaina ayer, el cómo tenía el teléfono de su hija y luego parecía nerviosa cuando mis mensajes llegaron. Si fuese una buena compañera y un ser humano interesado en ayudar a todas las personas que se cruzan por su camino, podría proponerme indagar, pero la verdad es que podría solo tratarse de problemas madre e hija y desconozco de cómo se lidian con esos asuntos pues mis padres han estado muertos desde hace un tiempo y tengo cero recuerdos confusos sobre lo que fue nuestra relación previa a su trágica muerte, pero sé que no fueron los padres del año, eso lo tengo clarísimo.

Pobre Shaina, su mamá parece un poco intensa. No me malinterpretes, la señora Hawk no ha sido más que amable e incluso un tanto permisiva conmigo, pero sé que hay algo extraño en ella, algo que no me afecta, pero que quizá tenga mucho que ver con su hija.

Me doy cuenta de que esto está despertando una preocupación en mí que no deseo ¿Cómo terminé pensando en tantas cosas cuando todo lo que quería hacer era salir de casa para encontrarme a desayuna con mi zorra favorita? Y sí, por supuesto que estoy hablando de Albert.

Acomodo mis lentes de sol para ocultar las ojeras por no haber dormido más de tres horas y medias y salgo del apartamento. Me doy el gusto de tomar un taxi cuando leo un mensaje de mi amigo diciéndome que ya se encuentra en el local en dónde me invitó a comer. No tardo más que unos veinte minutos en llegar y eso es debido al tráfico.

Cuando llego ubica rápido a mi amigo, está de espaldas a la entrada y muy concentrado en su teléfono por lo que es fácil tomarlo por sorpresa cuando le cubro los ojos con las manos, por inercia de inmediato sus manos están sobre ellas.

El Rostro de una MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora