Capítulo Cinco: ¿Quién es Rebecca?

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Capítulo Cinco: ¿Quién es Rebecca?

Azhar.


«No veas, Azhar» la constante advertencia se encuentra ahí.

Pero lo veo.

Se retuerce. Le duele, le quema.

Se tambalea, tose y de su boca brota sangre.

«Si ves, estarás en peligro, Azhar»

Él pierde el equilibrio y es empujado. Cae, salpica. Hay silencio.

No puede saber que lo vi. No puede saberlo. Debo olvidar, debo olvidar.

Me despierto con un profundo jadeo y sintiendo un dolor de cabeza bastante fuerte. Mi respiración es agitada a medida que ve alrededor en un claro estado de desorientación.

¿En dónde estoy? La respuesta llega con algo de lentitud a mí cuando logro orientarme: El café librería de Shane Hawk, tío de Shaina. ¿Cómo llegué aquí? La cabeza no deja de dolerme razón por la cual llevo las manos hacia ella en un intento de calmarlo, también cierro los ojos y destellos de la pesadilla aparecen ¿Qué quise olvidar?

Un café es deslizado frente a mí, alzo la vista y me encuentro con la sonrisa del señor Shane, quien mayormente se encuentra atendiendo en el piso de abajo y no arriba en la cafetería, al menos a esa conclusión llegué de las pocas veces que he venido.

—Gracias —murmuro dando un sorbo a un café muy cargado—. ¿Cómo es que...?

Noto que la voz me suena un tanto enronquecida y un ardor sordo descansa en una de mis mejillas. No de nuevo, por favor.

— ¿Llegaste? —Completa el señor Shane y asiento—. Llegaste hace unas horas, primera hora. Te encontré en la entrada en estado de ebriedad, tambaleándote entraste diciendo que no querías ir a casa. Te traje hasta arriba luego de muchos tropezones.

»En un principio estabas en el sofá, pero luego parece que despertaste, pediste pasta de dientes a Pablo y volviste a la barra donde te quedaste dormida de nuevo.

— ¿Hice eso? —pregunto, pero sé que es afirmativo, porque así soy.

—Sí, fue una situación muy incómoda, Azhar. Deberías tener más cuidado, cualquiera podría hacerte daño en ese estado de vulnerabilidad.

—Lo lamento —intento disculparme y odio que no me salga del todo sincero porque no lo siento—. ¿Podrías por favor no decírselo a la señora Hawk?

—Por esta vez no se lo diré a mi hermana, pero por favor que no se repita.

Asiento y doy un sorbo al café, no puedo prometerlo porque nunca cumplo. Noto que una de las trabajadoras me ve con muy mala cara, la he visto un par de veces con su mirada perra malvada sobre mí. Enarco una ceja hacia ella en desafío y la muy cobarde mira hacia otro lado.

Termino el café, agradezco a Shane, miro la placa de la cobarde llamada Annie y bajo al piso repleto de estanterías de libros. Es una mierda darle tan mala imagen al tío de Shaina porque podría haber tratado de negociar que trajera unos pocos de mis libros.

Bostezo y por curiosidad me desplazo por las estanterías, deteniéndome cuando veo a un hombre que no parece real. Me pellizco para garantizar que no estoy sumergida en un sueño privilegiado con algún modelo. Su perfil es perfecto.

Tanteo en busca de mi teléfono, pero recuerdo que la última vez salí sin él de casa. Así que trato de impregnar su perfil en mi memoria para usarlo en alguna de mis historias, pero eso no me basta, debo verlo de cerca.

El Rostro de una MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora