Capítulo veintisiete: La liberación de Shaina (+) (Parte II)
Shaina.
Anders avanza hacia mí, acariciándome por debajo de la camisa la cintura antes de tomar el dobladillo y alzarla con tal lentitud que le permite dejar una estela de fuego con la caricia de sus nudillos contra mi piel, me hace jadear y también me hace cerrar los ojos cuando pasa la prenda por sobre mi cabeza arrojándola en algún lugar del suelo.
Estoy exhalando con lentitud cuando siento las yemas de sus dedos por mi estómago y su aliento contra mis labios.
—Algún día, Traviesa, reconectarás con tu belleza y verás lo que veo siempre, lo que veo justo ahora, lo que deseo ver mañana —susurra contra mis labios antes de besarlos y tirar con sus dientes del inferior.
Abro los ojos con lentitud encontrándome con los suyos, sintiendo sus manos sobre mis hombros y luego en mi espalda desabrochándome el sujetador, lo que me hace tragar con fuerza a la espera de su próximo movimiento que no tarda en llegar cuando baja los tirantes hasta que las copas se aflojan, hasta que rueda por mis brazos, hasta que se acumula en el suelo y mis pechos quedan desnudos a su vista, pero sus ojos se mantienen en los míos cuando sus manos los toman, sopesando su peso y luego haciéndome gemir y arquear la espalda cuando sus pulgares hacen una presión circular sobre las puntas que endurecen y se yerguen bajo su ataque.
—Quiero hacerte las cosas que te gusta leer —susurra contra mi barbilla—. No sé qué libros exactamente lees, pero he leído un par con el simple propósito de saber qué es lo que hace que tu piel se sonroje, aprietes las piernas y te muerdas el labio, también quiero mostrarte todas las maneras en las que quiero devorarte y adorarte ¿Estás lista para eso, Shaina?
—Sí...
—¿Me dejas hacerlo?
—Por favor.
Me sonríe de costado antes de besarme nuevamente en la boca, bajando el rostro con una dirección directa hacia uno de mis pechos, en donde me lame toda la punta antes de morder haciéndome gemir con fuerza cuando chupa con fuerza, pellizcándome el otro pezón entre los dedos lo que ocasiona que casi de manera inmediata le enrede los dedos en el cabello, arqueándome tanto cómo es físicamente posible y liberando cada sonido que quiere escapar de mí.
Gimo su nombre cuando la mano que no me estimula el pecho se desliza por el centro de mi espalda, entre las mejillas de mi trasero y presiona los dedos contra el lugar en donde mi ropa interior ya se aferra a la humedad en tanto su boca hace un camino de pequeños besos hasta mi otro pecho, dedicándole la misma atención.
Me he tocado, eso puedo admitirlo, disfruto de darme placer a mí misma porque es de los pocos momentos en donde me siento conectada con mi cuerpo y en donde siento que me quería tal cómo soy, lo que es una gran mentira; el darme placer a mí misma me enseñó sobre cuán sensibles son mis pechos, pero con Anders es llevarlo a niveles diferentes, me enloquece, me hace humedecerme y querer más de esto.
Cuando bajo la vista, me encuentro con sus ojos mientras succiona mi pezón y sus dedos me estrujan entre las piernas por sobre la tela de mi pantalón algodón nada seductor, no es que ese sea un detalle que importe ahora. La manera en la que me ve como si en este momento lo fuese todo, es algo a lo que podría volverme una adicta.
Deja escapar de su boca el brote endurecido y húmedo con un sonido, arrastrando la lengua entre mis pechos, por el centro de mi garganta y luego mis labios antes de una vez más robarme el aliento con un beso duro e intenso tan enloquecedor cómo ambas de sus manos deslizándose por mis costados, mis pechos, mi espalda y luego tirando del pantalón de algodón que pateo a un lado.
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El Rostro de una Mentira
Misteri / ThrillerEn un país multicultural cómo Australia, en un día puedes toparte con más de mil rostros y diversas personalidades, pero es en la ciudad de Sydney donde cuatro personalidades colisionan en una gran mentira y es esta ciudad la que se encuentra siendo...