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Todo esta pasando tan rápido, como que ni siquiera te deja pensarlo un poco cuando ya esta sucediendo. Solo sé que si algo le sucede a alguien que quiero... no me importara nada, los valores éticos se pueden ir a la misma mierda, yo soy capaz de convertirme en una asesina y hacer que su muerte no sea algo en vano.

-Nos vamos.- de los cuatro, dos se encargaron de las maletas y dos iban a nuestro lado mientras nos tenían tomadas del brazo. Nos subimos de inmediato a la van negra que estaba fuera de la casa esperando.

-¿Y el Señor Adrián?- preguntó Anaís preocupada. Si este desgraciado se quedaba aquí y nos llevaba solo a nosotras al viaje, estaría todo perdido.
-Se subirá en el otro auto, Señorita. No esta de buen humor por lo que prefirió ir mas tranquilo.- ah claro, ¿él puede estar de mal humor y nosotras sufrir las consecuencias? Graciosa la cosa.

La van se puso en marcha y desde que lo hizo no había podido controlar el tic nervioso que tenía de mover la pierna. Mi compañera colocaba su mano encima intentando calmarme y yo a cambio le daba una mueca que esperaba y se viera como una sonrisa, no lograba calmar mis nervios y ser descubierta por esto me ponía aun mas nerviosa.

(...)
Después de recorrer un camino desierto por alrededor de media hora por fin lograba divisar a lo lejos el aeropuerto donde se supone iríamos a embarcarnos con destino a un país desconocido junto a otro desconocido... obviamente Adrián no era un tarado -en el sentido que sabe razonar antes de actuar- que pensaba en siquiera poner un pie en el Aeropuerto central donde pasan controles de identidad y esta repleto de policías que podrían encarcelarlo.

-Bajen ahora, subiremos el equipaje y luego subirán ustedes.
-Necesito ir al baño, me siento muy mareada.- dije intentando seguir con el plan.
-¿Que paso, bonita? Se siente mal la princesita o qué?
-Adrián... Annie se siente mal, tantas vueltas que dio el auto la marearon, déjame llevarla al baño... por favor.

-Voy a vomitar...- exagere haciendo una arcada. Si no nos dejaba perderíamos la oportunidad de avisar a los demás y escapar.

-Agh que maldito asco, llévala rápido. Y tú, acompáñalas no les quites los ojos de encima- ordenó a sus simios, que obedientes y sin chistar asintieron acompañandonos. Claro que se mantuvieron fuera del baño, bien mierdas que son pero al menos tienen el amago de dar privacidad.

Comencé a simular el sonido de las nauseas e intentaba que se me escucharan lo mas fuerte posible para que fuera creíble ante los oídos de los demás. Levante el pulgar en dirección a Anaís indicando que enviara el mensaje que comenzaría y acabaría con todo... solo minutos para escapar de garras de este malnacido.

-Vienen dos patrullas en camino y los chicos ya tienen en vista quienes son los aliados de Andrew.- me informó mientras guardaba su teléfono.
-Trajeron las armas ¿cierto? -pregunté pero al instante yo misma me conteste- Lo siento, pregunta mas imbécil no pude haber echo. Es que estoy muy ansiosa y nerviosa.
-Mi niña, los problemas acabaran hoy... tranquila.- intento calmarme y sus palabras mágicamente lograron disipar un poco mi nerviosismo. Su tono de voz era muy maternal, a pesar de ser joven aún creo que sería una muy buena madre.
-Si algo llegase a ocurrirme... por favor ayuden a Tyler y no dudes en escapar. No te quedes aquí deprimida con remordimientos por no salvarme, porque hiciste mucho mas de lo que podía pedir.
-Annie no hables estupideces, nada te pasara, no dejare que te ocurra algo.

Escuchamos como voces se hacían presentes detrás de la puerta, para luego comenzar a oír golpes.

-El avión parte en 10, las quiero dentro así tenga que amarrarle la boca a una. ¿Me oyen?- gritó severo.

De un momento a otro escuchamos el estruendo sonido de un disparo y basto para desatar mas mis nervios y para saber que ya había comenzado todo.

-¡MIERDA! SI FUERON USTEDES LAS VOY A MATAR, SALGAN AHORA!- gritó Adrián golpeando con fuerza la puerta.
-¿¡QUE CARAJOS ESTAS ESPERANDO!? ABRE LA MALDITA PUERTA IMBÉCIL- empezaron a forcejear mas la puerta y ambas empezamos a entrar en pánico, aunque Anaís se veía mas nerviosa que yo.
-¡Anaís la ventana! Debemos intentar abrirla.

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