Capítulo 10

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"Y yo que pensé que una estrella fugaz era una estrella muy bonita que tenía miedo de brillar, y huía lo más lejos posible."

-Joel Dicker.
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No me ha quedado más remedio que apagar el móvil.

Después de mi, no tan gloriosa, escapada no he parado de recibir llamadas tanto de mis padres como del propio Daniel. No me sorprendería saber que mi madre le ha dado mi número, y pondría mis manos al fuego porque solo llama para burlarse de mí o algo por el estilo.

Suspiro con pesar antes de abrir la puerta, estoy segura de que en mi intento por retener el llanto mis ojos se han hinchado y mi nariz se ha tornado roja al igual que mis mejillas...en fin, no hay que ser un genio para saber que no estoy bien.

Mientras sostengo el picaporte en la entrada, tengo la esperanza de que mi nana se haya quedado dormida, pero apenas cruzo la puerta la luz de la sala de estar se enciende dejándome ver a una señora expectante y visiblemente preocupada. De nada me sirve mentir, así que corro hacia ella y la abrazo como tantas veces he hecho cuando buscaba el afecto que otros no tenían tiempo de darme, ella siempre estuvo para mí.

—Yo...ellos quieren...—tartamudeo entre sollozos. Por más que intenté no exteriorizar mi tristeza ha sido imposible contenerla por más tiempo.

—Tranquila pequeña, todo estará bien. —comienza a acariciar mi cabello sin dejar de abrazarme.

Me separo un poco, ya más calmada después de llorar unos minutos.

—¿Tú...tú sabías de esto?—ella baja la mirada y aprieta sus labios, gesto que me confirma que estoy en lo correcto.
—¿Por qué no me lo dijiste?

—Quise decirte pero...no estaba en mis manos hacerlo. Hay cosas en las que uno no debe intervenir...

—¡Siempre dices eso! ¿Exactamente en qué no puedes intervenir? ¡¿Qué es lo que te impide ser sincera conmigo?! Básicamente soy como tu hija.—exclamo exasperada.

Siempre siento que me esconde algo, evade mis preguntas y aún así nunca le he insistido. Pero esta vez...esta vez fue demasiado que me ocultara algo así, pude al menos prepararme mejor para el golpe. No era necesario mentirme.

—Tu madre me comentó todo aquel día que la visité, quiero que entiendas que no estoy de acuerdo con la decisión pero no pude decirte nada porque...es necesario que esto pase.

—Necesario..¿Para qué? ¿A caso quieres verme de esta forma?—vuelvo a preguntar señalando mi rostro bañado en lágrimas.

—¡Claro que no! Lo que menos deseo es que sufras, solo quiero que encuentres la felicidad Liz.—intenta tomar mi mejilla pero retrocedo antes de que lo haga.

—Esta no es precisamente la manera de hacerme feliz...

—Lo sé, pero aún así...debes confiar en mí. Debes creer en mis palabras cuando te digo que todo será mejor a partir de ahora.

—No puedo hacerlo, no cuando todo parece ir en mi contra...no cuando me has mentido.—mascullo dolida.—¿Sabes? Es irónico, viniendo de mis padres no me sorprende tanto, pero de ti...realmente duele.

Me doy la vuelta para ir a mi habitación, pero me detengo al escucharla hablar de nuevo.

—Por favor, no me odies—veo cómo sus ojos se cristalizan, y ante tal escena, puedo sentir mi pecho oprimirse. Suspiro y camino hacia ella.

—Nana, yo no podría odiarte. No cuando eres la única que ha estado siempre para mí, siento que te debo mucho.—la abrazo, y cuando me corresponde, percibo el temblor de sus manos en mi espalda. Entonces comienzo a arrepentirme de haberle hablado así antes.

🌠Microcosmos🌠||JJK||✔️Resubiendo✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora