Capítulo 9

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“No mires nunca de dónde vienes, sino a dónde vas”.
                                                                       
-Pierre Augustin Caron
De Beaumarchais.
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Han pasado casi cinco minutos de la hora pactada, sé que tendré que aguantar los quejidos de mis padres por la supuesta tardanza. Lo cierto es que he llegado hace veinte minutos al lugar del encuentro, pero no me he atrevido a entrar.

Me he quedado  como estaca en la esquina del restaurante, debatiéndome mentalmente qué posibilidades de salir corriendo tengo a mi favor. Suena cobarde, lo sé, pero aún así preferiría eso antes que entrar y sumirme en, posiblemente, las horas más incómodas del año.

Ni siquiera sé cómo debo dirigirme a ellos, son mis padres y aún así tratar de congeniar es como caminar por un campo minado.

Mis ojos recorren la imponente construcción frente a mí, es un lugar muy elegante y llamativo, demasiado para mi gusto. A pesar de que desde hace mucho no vengo y que ha sufrido algunas remodelaciones, no puedo negar que sigue igual de lujoso que siempre.

Hubiese preferido un sitio más privado y modesto para este tipo de encuentros, pero mis padres no lo permitirían, no cuando son los propietarios de una de las empresas de mobiliarios más prestigiosas y reconocidas del país y eso supone tener que dar cierta imagen a la sociedad. Lo cual he de decir que no me agrada mucho, lo considero algo materialista, pero en fin…no porque opine lo contrario las cosas cambiarán. Han sido así siempre, desde que mi abuelo fundó la empresa hasta que pasó a manos de mi padre y su esposa.

Tengo entendido que, por tradición, en un futuro deberá pasar a mis manos, lo cual ahora no es de mi interés ni preocupación puesto que soy todavía  muy joven e inexperta. En parte me alegra porque me gustaría disfrutar aún mucho de la vida como para consumir mis días con el estrés y la atención que requiere tal responsabilidad. Simplemente dirigir un negocio no está en mis planes por el momento.

Comienza a hacer algo de frío y el vestido escotado que escogí al azar para la noche no llega a abrigarme lo necesario, así que no me queda más remedio que entrar al lugar. Una joven en la recepción me atiende y luego de dar mi apellido, a nombre del cual fue hecha la reservación, me encamino junto a ella a donde estaría la mesa de mis padres.

Mientras me acerco, veo cómo conversan tranquilamente y en voz baja. No me sorprende la elegancia que traen, tanto en el vestido ajustado azul que lleva mi madre acompañado de sus distintivas joyas, como en el traje oscuro de mi padre en donde se cierne una corbata que, a juzgar por su posición, ya ha tratado de estirar más de una vez. Sí, es una extraña manía que tiene.

En cuanto los ojos de mi madre me notan, las comisuras de sus labios se curva en una sonrisa y tanto ella como mi padre se ponen de pie para luego saludar. Puedo sentir cómo mi cuerpo se tensa cuando mi padre me abraza, pero aún así correspondo, trato de alejarme de los contínuos besos que me da mi madre… las muestras de afecto no son lo mío y viniendo de ellos se siente aún más raro.

—Llegas un poco tarde.—dice mi padre mientras mira de reojo su reloj de pulsera.

— Hubo un problema con el
trasporte.—y no es del todo mentira, el bus demoró más de lo previsto en llegar.

—Si hubieras aceptado el auto que te ofrecimos no tendrías problema con ello.—refuta mi madre para luego tomar la copa de vino que descansa a su costado en la mesa.

No contesto a eso. No quiero un auto sinceramente, y menos de su dinero. Mi intención es ser lo más independiente posible.

Me siento a la mesa frente a ellos y tomo una pequeña bocanada de aire para iniciar la esperada conversación.

🌠Microcosmos🌠||JJK||✔️Resubiendo✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora