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—Wow ¿qué son todas estas cajas? —pregunté sorprendida al ver a Bea pasar con una cantidad exagerada de cajas sin armar en los brazos.

—Siéntate, tengo noticias —sonrió ampliamente.

Hice lo que me pidió y en el proceso dejé sobre la mesita que estaba frente al sofá mi vaso de jugo —Soy toda oídos.

—¡Terminé la capacitación! En unas semanas mi traslado a Los Ángeles será oficial, así que tengo que empezar a empacar.

Grité de la emoción —¡Que bueno Bea! Me alegro por ti —la jalé para darle un abrazo.

—¡Gracias Abi! —me devolvió el abrazo, una vez nos separamos y pudo verme la cara frunció el ceño —¿Por qué vas a llorar Abi?

—No lo malinterpretes —aclaré —Es solo que te voy a extrañar, se me va a hacer raro no vivir contigo.

—Nada de eso enana, que no viviremos en la misma casa pero si el mismo país, en menos de un mes presentas tu examen y estoy más que segura de que te vas a ir —me apretó el brazo.

Asentí e hice mi mayor esfuerzo por no derramar ninguna lágrima, no quería dañar el lindo momento de Bea por mi sentimentalismo.

—Supongo que nos toca una larga jornada de mudanza los próximos días.

—¡Esa es mi Abi! Y si, no te imaginas la cantidad de tonterías que tengo.

—Por fin tienes la excusa perfecta para deshacerte de un montón de mierda que tienes y no usas —sonreí inocentemente.

—¡No son mierdas! Todo es necesario.

—Claro que no, eres la persona que más gasta en tonterías que nunca llega a utilizar —rodé los ojos.

—¿Me seguirás criticando o me ayudarás a empacar?

—Oh créeme puedo hacer las dos al mismo tiempo.

(...)

—¡Me voy Bea! —grité en la puerta de la casa con mi computadora en una mano, mi cartera sobre el hombro y en mi otra mano las llaves de la casa y del carro.

—¿A dónde es que ibas? —preguntó acercándose hasta la puerta.

—Voy a estudiar un par de horas con Daniel en la biblioteca de la universidad.

—Cierto, no te olvides de que más tarde tenemos que ir al aeropuerto a buscar a Marie y a Zara.

—¡Mierda! Menos mal que me recordaste, a las 6 estoy de vuelta para pasarte buscando.

Dicho esto nos despedimos y salí del apartamento para bajar hasta el estacionamiento. Hoy llegarían las mellizas desde Australia para visitarnos por un par de días, no podía con la emoción de volverlas a ver, aunque Zara no es mi mejor amiga ni nos llevamos especialmente bien, Marie y yo si congeniábamos un montón y la echaba de menos demasiado, así que cuando escribió por el grupo que tenemos las 5 chicas que querían organizar un viaje para España nos pusimos manos a la obra, incluso se quedarían aquí en el apartamento con nosotras aprovechando la tercera habitación que tenemos y nadie utiliza.

—Hello —saludé al chico que me esperaba en la entrada de la biblioteca —¿Listo para una sesión que sólo nos dejará ganas de suicidarnos?

—Más que listo —se rió depositando un beso en mi cachete —Que guapa estás ¿a qué se debe?

Bajé mi mirada para observar lo que llevaba, unos joggers negros y la camisa amarilla que le había robado a Luke —Estás bromeando ¿no? —me reí —Parezco una vagabunda.

—Te ves bien en todo lo que te pones, aunque debo admitir que esa camisa que estás usando es una de las prendas que más me gustan de todas las que te he visto —me elogió —¿Fan de Rolling Stones?

—Jamás he escuchado una canción —solté una carcajada —Es de Luke —me encogí de hombros.

—Mmm ya no me gusta tanto —hizo una mueca —Aunque debo admitir que el hecho de que realmente tenga buen gusto musical hace que lo respete un poco más.

—Dani —dije en un tono de advertencia y rodando de los ojos —No tengo paciencia para lidiar con esto ahorita, en serio.

El chico suspiró pero asintió dándose por vencido, ¿cuándo entendería que tengo novio y que entre nosotros dos no podía pasar nada? Entramos silenciosamente a la biblioteca y sacamos nuestros libros y apuntes, nos esperaba una larga y dolorosa tarde pero valdría la pena para poder pasar más tiempo con Zara y Marie, incluso podríamos salir a hacer algo por la noche ya que cumpliría con el mínimo de horas diarias que me pongo para estudiar.

—¿Me podrías explicar este capítulo? —susurró Daniel, vi el título del libro que estaba leyendo y asentí.

—Es fácil, mira —me acerqué para poder hablar en un tono más bajo que no molestara a los demás que se encontraban en la biblioteca pero que permitiera que el chico me escuchara.

Comencé a explicarle un poco el procedimiento de la operación que estaba leyendo, Daniel parecía estar prestando atención hasta que sentí su respiración haciéndome cosquillas en el cuello —¿Me estás oyendo? —lo miré fijamente subiendo una ceja.

Se me quedó viendo y luego de unos segundos negó con la cabeza sin desviar su mirada de mis ojos, no fue hasta poco después que vi como la alternaba entre mis ojos y mis labios... ¿qué está intentando hacer?

De una manera nada delicada se lanzó a mis labios pero pude voltear justo a tiempo, consiguiendo que estampara sus labios contra mi cachete bruscamente —¿Qué mierda haces? —me paré de un golpe de la silla llamando la atención de los demás que estaban al rededor, recibí un par de "shhh".

—Mierda Abi, lo siento, no quería... bueno si quería, pero sabía que no debía hacerlo.

—No Daniel no debías, no se cuantas veces debo recordarte que tengo novio y que lo amo.

—¡Si Abigail! Créeme que no se me olvida eso nunca, aunque quiera no se borra de mi mente —escupió en un todo molesto —Un novio al que no ves en meses y que sin duda no te merece.

Todos los que estaban en el mismo piso de la biblioteca que nosotros tenían la atención fija en nuestra discusión, algunos nos mandaron a callar nuevamente —Mira no es el lugar para discutir esto, empezando porque no hay nada que discutir, déjame en paz —escupí cerrando mi computadora.

Tomé mis cosas y salí hecha una furia del edificio, ¿qué demonios pensaba que iba a pasar? Entre todas las cosas estúpidas que he visto a Daniel hacer en los últimos meses, y créanme que han sido bastantes, esta es la peor y por mucho.

Me subí corriendo al carro y empecé a manejar hasta la casa, ya se acercaba la hora de buscar a las mellizas en el aeropuerto, al menos el incómodo momento del beso pasó bastante tiempo después de haber llegado a la biblioteca y pude estudiar un buen rato.

—¿Estás lista? —le pregunté a Bea apenas respondió el teléfono.

—Más que lista.

—Vale estoy aquí abajo, te espero.

Dicho esto colgó, a los pocos minutos la morena se estaba subiendo en el asiento de copiloto con una enorme sonrisa.

—¿Estás bien? Parece que viste a un fantasma.

Suspiré empezando a manejar en dirección a Barajas —No te imaginas lo que me acaba de pasar.

LOVER OF MINE | Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora