LA REUNIÓN (BENJAMIN)

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   Era una noche fría, acabábamos de llegar del sepelio de mi madre, todos estábamos agotados y aún caían algunas gotas de lluvia que escurrían del tejado al suelo, las ventanas también escurrían los restos de lo que fue una fuerte lluvia y el asfalto estaba totalmente mojado.

   Al fin podíamos descansar todos, incluyendo a mi madre, todos se sentaron en el sofá, yo me quedé de pie mirando aquella mesa donde mi madre aquella última noche que pasé en casa lanzó los folletos de las universidades, recordaba aquella discusión con mucho dolor.

   —Benjamin estaba muy pequeño como para recordar la última vez que perdimos a un Reed cercano, a mi padre, es decir, su abuelo —Comenzó a decir mi padre—. Pero nosotros tenemos la tradición de realizar un brindis a nombre del fallecido para recordarlos con amor —Añadió yendo a la cocina a buscar una botella de vino.

   —Suena bien —Dijo Simon.

   Todos salimos al jardín a esperar a que saliera mi padre con la botella de vino, Simon vio que el suelo estaba lo suficientemente seco así que propuso hacer una fogata para mantenernos sentados alrededor de ella por un rato.

   Con la fogata encendida todos nos sentamos alrededor de ella y llegó mi padre con una botella de vino y varias copas en una bandeja.

   —Bonito ambiente —Comenzó a decir mientras servía el vino y nos pasaba las copas uno a uno—. Las condiciones no fueron las mejores pero al menos pude conocer a algunos de los amigos de mi hijo —Añadió mi padre.

   —Y a su novia —añadió Zacharias y Emira lo miró con el ceño fruncido y sosteniendo la copa de vino.

   —Y a su novia, tienes razón muchacho —Respondió mi padre con una sonrisa.

   —Oye papá ¿te molesta si hago el brindis yo? —Dije sosteniendo la copa de vino en una mano y la mano de Jasmine con la otra.

   —Adelante.

   —A decir verdad —Comencé a decir al mismo tiempo que todos subían las copas al aire—. Mi madre y yo no tuvimos la mejor de las relaciones, sin embargo, he de admitir que la amé, y la amo mucho —Las llamas de la fogata se movían de un lado a otro tal como si fuese un baile—. Es difícil imaginar que algún día saldré de la universidad y volveré aquí sin poder verla más, pero daré todo de mi para demostrarle que su esfuerzo para educarme valió la pena, porque siempre te voy a amar mamá —Dije con lágrimas corriendo por mi rostro.

   —Salud —Dijeron todos al unísono chocando las copas.

   Durante un buen rato me senté con la copa de vino, bebiéndola poco a poco, sintiendo su suave textura en mi boca y sus matices deliciosos mientras veía las llamas de la fogata moverse recordando los momentos vividos con mi madre.

   Luego de un rato, mi padre, Emira y Jasmine se fueron a la cocina a limpiar los trastes y a comenzar a preparar la cena.

   —¿Podemos hablar? —Dijo Zacharias reuniéndonos a Simon y a mí.

   —Claro —Respondí.

   —Simon, en el cementerio estuve hablando con Ben, durante un rato vi la figura de una persona entre unos árboles, sin embargo, su presencia me llamó mucho la atención.

   —¿Por qué?, había mucha gente, quizás era alguien fumándose un cigarrillo o algo —Respondió Simon.

   —No lo sé, sentí una vibra muy extraña en ese momento, si te soy sincero, me recordó mucho al día en que Emira y yo fallecimos.

AMOR DE LUNA LLENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora