NERVIOS DE LOBO (BENJAMIN)

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 No podía creerlo, la sangre que estaba sobre mi cuerpo cuando desperté en la colina, era la sangre de la compañera de piso de Jasmine, todo lo que leía en los medios era sobre la chica <<Elissa Martins>>. Incluso habían pasado días y aún seguía con el remordimiento, desde el fondo de mi corazón sabía que no era mi culpa, sin embargo, me sentía totalmente culpable, me sentía culpable del sufrimiento de Anne, del sufrimiento de Jasmine...

   

   —Oye hermano... ¿Sucede algo? —Dijo Simon poniendo mi té sobre la mesa y sentándose a desayunar sus tostadas.

   —¿Por qué lo dices? —Pregunté a modo de respuesta.

   —Viejo, me pareció demasiado loco, pero por un momento vi tus ojos volverse amarillos —Respondió él con emoción.

   —Olvidalo viejo, no me involucres en tus fantasias de licantropos —Respondí.

   Era complicado mentirle a Simon, tenía una especie de sentido (bastante preciso a decir verdad) que le decía cuando le mentías, sin embargo, con el tema de la licantropía debía ser excesivamente cuidadoso. Quería protegerlo de un mundo que inclusive yo mismo desconocía.

   Simon terminó de comer y se levantó a lavar sus trastes y se encerró en el baño mientras que yo por mi parte simplemente me limité a leer las noticias del día. En los titulares todos los días decía lo mismo <<Criatura aún sin descubrir>> para referirse a que aún no descubrían que era lo que había asesinado a Elissa, o mejor dicho, que era yo...

   Simon no conocía muy bien a Jasmine así que estaba bastante emocionado por la noticia, el insistía (acertadamente sin saberlo) en que lo que había matado a Elissa era un hombre lobo, yo por mi parte le decía que simplemente pudo haber sido un lobo de montaña.

   —Te gusta la chica, ¿Me equivoco? —Dijo Simon a modo de broma—. Jasmine —Añadió.

   —Quizás me llama la atención un poco, pero prefiero concentrarme en mi carrera.

   —Genial, tengo un inglés nerd como compañero de piso, esto es fenomenal —Dijo Simon sarcásticamente.

   Solo lo miré y torcí la vista a modo de que notara que su chiste xenófobo no me había causado gracia alguna, lave mis trastos y me levante, me despedí de Simon quien se iba a su trabajo mientras que yo me iba a mis clases.

   Intentaba actuar normal pero dentro de mi, al menos durante los últimos días, cada vez que hablaba o veía a Jasmine me sentía bastante nervioso. Inclusive habían llegado a haber momentos en los que comenzaba a ladrar.

   Era un poco extraño, aunque mis compañeros de clases lo veían mas como una broma e incluso me habían comenzado a llamar "Perro". Sinceramente los últimos días habían sido un asco, hoy inclusive mis ojos se habían vuelto amarillos según Simon, solo quería que todo se detuviese...

   —¡Hola Ben! —Escuché una voz conocida—. ¿Cómo has estado? —Efectivamente era Jasmine quien se acercó a mí y me saludó con un beso en la mejilla.

   —Hola Jas, yo estoy perfectamente bien ¿y tu?, digo, ¿Cómo sigues?

   —Pues... —Noté como se aguaban sus ojos—. Mejor, Oye... ¿Le sucede algo a tu oreja? —Dijo viéndome extrañada.

   Solamente me llevé la mano a la oreja y noté que se estaba poniendo puntiaguda y llegue a sentir unos cabellos, no podía ser, era de día y faltaba una semana completa para la luna llena, no sabía que estaba sucediendo. Le pedí disculpas y me retire rápidamente al baño para darme cuenta que mi oreja y parte de mi cara se parecían en parte a la de un lobo.

   No lo podía creer, debía quedarme encerrado en el baño, no tenía ni la más mínima idea de qué demonios estaba pasando, faltaba mucho para la siguiente luna llena, no sentía nada extraño, además de los nervios, no podía dejar que nadie me viera así, me quedé allí y poco a poco se fue pasando y ya todo estaba normal nuevamente, me acerqué al salón pero no pude entrar, los nervios de que sucediera algo similar o de inclusive transformarme contra mi voluntad en aquel momento no me lo permitieron...

   Decidí irme corriendo a mi departamento, esperando que Simon estuviese en clases o trabajando, era curioso pasar por el campus cuando estaba totalmente vacío, supuse que todos estaban en sus respectivos salones de clases. Yo por otra parte debía huir de cualquier persona para evitar que me descubrieran, logre pasar al edificio donde estaba mi piso y subí rápidamente evitando que alguien me viera, logré entrar y cerrar la puerta rápidamente tras de mí, di un vistazo rápido a lo que ahora era mi hogar y estaba más ordenado de lo que estaba cuando me fui, Simon había hecho un gran trabajo limpiando. Me aseguré de que no estuviera y me dirigí rápidamente a mi habitación sin saber lo que estaba ocurriendo y rápidamente noté en mi reflejo del espejo que mis ojos se estaban tornando amarillos.

   Pero no era un amarillo cálido, era un amarillo antinatural, un tono de amarillo que si lo viese en otra persona sencillamente me asustaría, de hecho en ese momento estaba asustado, quería saber que pasaba conmigo. Pero lo que apenas conocía de mi era que cada luna llena me transformaba contra mi voluntad en una criatura que yo mismo odiaba.

   A veces incluso llegue a pensar que podía controlarlo, pero me equivocaba y terminaba corriendo a alguna colina para evitar dañar a alguien... Pero esta vez, lamentablemente, al pisar la colina, ya había sentenciado a alguien a su muerte...

   Intente dormir, mas sin embargo por mi mente solo pasaba el nombre de la chica Elissa Martins la chica a la que yo había asesinado aquella noche de luna llena.

   Sabía que no fue con intención, inclusive llegue a decirme a mí mismo que no era yo mismo... Pero sin embargo la culpa me mataba, y esos pensamientos me llevaron a pensar que lo que le sucedía a mi cuerpo es que tenía algo a lo que yo mismo llamé nervios de lobo...

   —Oye viejo, ¿todo está en orden? —Simon entró a mi habitación sin tocar.

   —Sí, todo tranquilo... ¿Tu qué tal? —Respondí.

   —¿Seguro?, acabo de hablar con Jasmine y me dijo que te comportaste algo extraño, y desapareciste —Al escuchar el nombre de Jasmine sentí raro en mí, fueron emociones encontradas y de la nada sentí una comezón en mi mano.

   Simon miró sorprendido como mi mano por sí sola, en contra de mi voluntad se transformaba en algo parecido a la pata de un perro, el solo miraba anonadado lo que sucedía con mi mano mientras yo intentaba ocultarlo pero ya no podía más...

   —Soy un hombre lobo —Le dije.

AMOR DE LUNA LLENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora