(Por: Adrian)
Ningún masaje relajante, ni unas vacaciones al Caribe tuvieron el mismo efecto que estar en el escenario de ese bar, dejando mi alma en la batería, tocando para gente que solo estaba disfrutando de la música sin etiquetas.
Estos chicos estaban viviendo cada nota y me arrastraban con ellos en cada canción, rompiendo lentamente cualquier muro que hubiera levantado y dejando que la música se encendiera en mí como una luz.
Cuando llegamos a la mitad del setlist, casi me dio pena detenerme.
—Tomemos media hora de descanso —anunció Oliver—, dejemos que el DJ toque un rato.
Jugué un rato más con las baquetas y me las llevé como si fuera a romperme si alguien intentaba alejarme de ellas.
Llegamos a un área reservada donde los chicos empezaron a servirse tragos, así que me alejé a la barra por una botella de agua.
Seguí jugando con las baquetas a pesar que ni siquiera era tan apasionado de la batería, solo aprendí a tocar porque estaba en la lista de cosas que Alissa quería como parte del paquete "Adrian Wilcox".
Sin embargo, tenía que darle la razón hasta cierto punto, ya que lograba mejores negociaciones. Cada vez que la veía en acción jugaba a olvidarme por un rato de mí mismo y sorprenderme con las cosas que iba enumerando.
Mientras me acercaba a la barra, empecé a escuchar su voz en mi cabeza:
—...imposible, tenemos una de las mejores puestas en escena, el show es de lo más completo que hay. La primera parte es un espectáculo lleno de energía, cincuenta bailarines, acrobacias, luces, todo lo que se te pueda ocurrir. Y la segunda es un show más íntimo, en el que apenas aparece alguien más que Adrian. Te toca la guitarra, el bajo, la batería, teclado, es un gran bailarín, compone todas sus canciones, tiene una voz...
—Una botella de agua —pedí a gritos al bartender.
Un segundo...oh por los dioses, en realidad podía tomar licor en medio de una presentación en vivo. No iba a hacer el ridículo, no había nadie a quien darle un mal ejemplo, nadie para sacarme fotos o videos y venderlas al mejor postor. ¿Había muerto y llegado al paraíso?
—Y un whisky —añadí.
Volví al box con los chicos e intenté hablar con Clarissa e incluso invitarle un trago, pero había dejado de ser mi camarera llena de réplicas contundentes a esta chica que me miraba con desconfianza. Le di a Oliver dinero para que le invitara un trago porque no quería incomodarla, o quizás es solo que en el fondo me sentía culpable de que tuviera razón.
Los chicos me señalaron a Iván, el dueño del bar, un chico que parecía un barman principiante al lado de los tipos macizos de barba que atendían junto a él. Dejó la barra para felicitarnos y se abrió paso hasta nuestro reservado.
—Gran presentación —nos felicitó—, qué bueno que hayan encontrado baterista a la altura.
Me encogí de hombros, tratando de no llamar mucho la atención, pero la de Iván se vio desviada hacia una chica que se lanzó contra él y le plantó un beso en la mejilla. Me la presentaron como Karla, su novia, que se soltó de su abrazo para traer a otra persona más.
—Y ella es Tini, una de mis mejores amigas y mi mano derecha en Valkiria.
Tini parecía directamente salida de Nueva York, con su abrigo rosa , el cabello rojo hasta la cintura y una marcada voluptuosidad de Jessica Rabbit.
—Y las más grande drag queen de todo Texas —se quejó, como si no fuera la primera vez que Karla olvidara mencionarlo.
—Y eso que no lleva sus plataformas rojas.
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¿Dónde está Adrian Wilcox?
Teen FictionAdrian Wilcox, el famoso cantante, ha desaparecido misteriosamente y sus fans hacen vigilias para que lo encuentren pronto. Se rumorea que se trata de un secuestro. Mientras tanto, Clarissa conoce a Adrian Summers, un chico que se hace cliente de la...