(Por: Clarissa)
¿Acabo de tener un ataque o algo parecido?
Abrí la puerta y de repente mis ojos dejaron de funcionar, cegados por una luz increíblemente potente y gritos.
—¿Adrian?
—¿Dónde está Adrian Wilcox?
—Díganos dónde está Walker.
Cuando mis ojos lograron adaptarse, había tres reporteros peleándose por ser los primeros en entrar a la cabeza de un grupo cuya extensión no lograba abarcar. ¿Eso eran camionetas de canales de TV?
De repente, las voces se acallaron y escuché a Adrian gritar:
—¡Clary, no!
Fue como si acabaran de subirle la velocidad y el volumen al mundo. La luz volvió a ser imposible de soportar y todos los reporteros me empujaron hasta que choqué con el sofá.
No lograba distinguir una frase de otra, y terminé dándome la vuelta cuando escuché un grito de parte de Isa.
¿En qué momento había salido de su cuarto?
—¡Fuera! —Su voz se alzó de forma potente sobre el ruido y una parte ridícula de mí pensó en su futuro como abogada y hasta como madre con una voz como esa—. Escúchenme ustedes ratas de alcantarilla, saquen sus asquerosos pies de esta propiedad o los denuncio a todos. ¡Atrás o empezaré a repartir golpes!
Llevaba la escoba en las manos y se adelantó. Incluso Aurora, quien estaba detrás, se veía asustada.
Después de que empezó a golpear gente de verdad, los reporteros retrocedieron hasta el dintel.
—Adrian, ¿es tu novia?
—Adrian, dinos algo.
—Walker, tus fans esperan una explicación.
En cuanto logró cerrar la puerta, Isa dejó la escoba y se cruzó de brazos. Su mirada podría haber congelado a Medusa.
—¿Adrian Wilcox? ¿Walker?—Gruñó—. ¿Es una broma?
Adrian parecía un fantasma, de lo blanco que estaba. Temblaba y parecía a punto de desmayarse, aunque no creo que tuviera nada que ver con el frío, porque había logrado ponerse un suéter encima, el mismo que yo había estado intentando quitarle minutos atrás.
—¿Entonces? —Isa dio un paso en su dirección y él dio un respingo.
Balbuceó un rato sin sentido, pero tragó saliva y me dio una mirada lastimera.
—Lo siento, Clary. Yo les iba a contar...
Aurora ahogó un grito.
—¿Es en serio?
—¿En serio eres Adrian Wilcox? —Repitió Isa—. Tú, Walker, el famoso Walker, el que desapareció.
—¿No estabas en rehabilitación? —Susurró Aurora.
—No, esa fue una mentira de mi equipo, yo solo quería huir un rato de todo. Ahora me han encontrado y supongo que ya se acabó...Clary, yo...
Antes de que pudiera terminar, me senté en el sillón e intenté hacer que el mundo deje de girar. Casi me perdí a Isa tirando la casa abajo con sus gritos.
—No te atrevas, Adrian Wilcox. No puedes entrar y mover todo en nuestras vidas y luego solo desaparecer. Déjame, Aurora.
Pero ella se mantuvo conteniendo a Isa de que arremetiera contra Adrian. Admiré su tenacidad al mantenerla quieta a pesar de que estaba luchando con fuerza por liberarse.
—Ya basta, Isa.
—No sé qué experimento de mierda has estado haciendo aquí —siguió Isa, ignorándola— pero no te permito que le hagas daño a mi mejor amiga.
—Isa, déjalo —me atreví a intervenir— solo...deja que se vaya.
—Pero Clarissa...
—Nos ha estado mintiendo, y no necesitamos gente así en nuestras vidas —diablos, mi voz sonaba como la de otra persona—. Deja que se vaya y volveremos a la normalidad.
—¿Clary? No, por favor, tenemos que hablar sobre esto —Adrian se arrodilló a mi lado en el sofa—. Clary, de esto quería hablar, por favor....por favor, te amo.
Su declaración hizo que Isa y Aurora ahogaran un grito, y yo pensé que mi corazón empezaría a latir con fuerza pero sentí como si me hubieran hundido en agua helada.
—¿Y qué? —Le solté—. No te conozco, Adrian Wilcox...no sé si alguien te conoce.
Supe que reconoció las palabras que le dije sobre sí mismo la primera vez que hablamos pero sus ojos siguieron suplicándome.
—Clary, por favor...
Yo quería a Adrian, un chico con un trabajo normal, que lidiaba con su ansiedad, que componía canciones con mis amigos, que tenía todo el tiempo del mundo para escucharme divagar sobre la vida y la muerte, alguien a quien podía llamar y compartir lo que me pasaba en el día, alguien en quien confié. Adrian Wilcox era...una superestrella, vivía rodeado de lujos, viajando por el mundo, en giras y premios y sin tiempo para nada más que su carrera. ¿Qué era verdad y qué era mentira a este punto?
—¿Por qué tenías que hacer algo así? ¿Quién diablos eres?
Mi tono estaba tan muerto que creo que maté un poco el ánimo de la sala en general. Solo nos devolvió a la vida el timbre y una voz potente tras la puerta.
—¿Hola? ¿Adrian? Soy yo, tu madre. Déjame pasar.
Se le escuchó perfectamente y era evidente que los reporteros se habían callado para grabar cada palabra.
Adrian no parecía saber qué hacer y fue Isa quien tomó la palabra.
—Ya puedes soltarme, Aurora. Su madre está allá afuera y seguramente está preocupada por su hijo. Es comprensible y creo que podemos manejar que solo ella ingrese a la casa para que hablen y puedan sacarlo de aquí. Probablemente le ha traído guardaespaldas y todo eso.
Adrian se puso de pie y miró la puerta como si detrás de ella se ocultara un monstruo que planeaba enfrentar.
—En todo caso, ve y ábrela tú —le insistió Isa a Aurora.
Aurora la soltó lentamente y fue hacia la puerta. Por un momento, me sorprendió que Isa estuviera siendo razonable.
Quizás fue el shock, pero me tomó como veinte segundos sentir que algo no encajaba. Y fue justo cuando Aurora abrió la puerta y volvieron los flashes que Isa abofeteó a Adrian en el primer plano de todas las cámaras.
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¿Dónde está Adrian Wilcox?
Novela JuvenilAdrian Wilcox, el famoso cantante, ha desaparecido misteriosamente y sus fans hacen vigilias para que lo encuentren pronto. Se rumorea que se trata de un secuestro. Mientras tanto, Clarissa conoce a Adrian Summers, un chico que se hace cliente de la...