Ya te acostumbrarás

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(Por: Clarissa)

—Es bueno ver que la enfermedad no ha podido contigo.

—Se necesita más que una infección estomacal para acabar conmigo —reclamó Gianfranco—. Y más que un baterista de cafetería para reemplazarme.

En un impulso, le di un abrazo y él terminó riéndose.

—Vaya, realmente me has extrañado.

—Ya pensábamos que te habías desaparecido como Adrian Wilcox —bromeó Aurora.

—Oh vamos, qué horror, no me compares con ese tipo de los tatuajes.

—Ten un poco de respeto —reclamó Aurora—. Adrian Wilcox es absolutamente hermoso, compone canciones increíbles y canta muy bien. No sé por qué insiste con todo eso de los tatuajes, yo lo amaría igual.

—Está loco, en un concierto apareció con un maquillaje y una iluminación que lo hacían parecer un demonio —añadió Isa—. Fue el hit del año, creo que lo nominaron a un premio por esa actuación.

—Espero que me nominen a algún premio cuando seamos famosos —dijo alegremente Gianfranco, yendo a saludar a los demás. Todos le dieron la bienvenida, asegurándole que lo extrañaron, aunque bromearon sobre quedarse con Adrian.

Tuve un poco de miedo sobre esto último, porque Adrian estaba de camino e iban a tener que decirle que Gianfranco había regresado. Era lo mejor, así podríamos sacarlo de nuestras vidas, pero ellos no me estaban dando esa impresión.

—¿Por qué nadie parece convencido de decirle adiós? —Le pregunté a Isa.

—Porque nadie quiere que se vaya —contestó ella con sinceridad—. ¿O me vas a decir que lo sigues odiando?

—No lo odio, solo les recuerdo que es un extraño que salió de la nada.

—Ya no es tan extraño, hemos compartido varias cosas en estos días, salió con los chicos por cervezas el domingo. Si te dedicaras a hablar con él podrías saber si tienen cosas en común.

—No tenemos nada en común —me quejé.

—Tienen un sentido del humor bastante parecido—señaló Isa—. Y de todos modos no es sobre tener detalles en común, es sobre que te importen las mismas cosas básicas de la vida.

—¿Como respirar? —bromeé.

—Como los principios y valores, respirar está sobrevalorado.

—Igual que los no-muertos —señalé. Iba a agregar algo más pero el timbre sonó y supe que Adrian Summers era quien estaba detrás de la puerta.

Entró con un caja de donuts y empezó a saludar a todos hasta llegar a Gianfranco.

—Tú debes ser...

Su voz se apagó antes de terminar la frase y casi creí ver una expresión desolada, que cambió al instante por una sonrisa.

—Mucho gusto, me han hablado muy bien de ti.

—Gianfranco ha vuelto, pero creo que podrías quedarte —dijo Oliver, a quien no le gustaba andarse con rodeos—. Isa nos contó que te acabas de mudar...

—Ah sí, hace un mes y medio.

—Bueno, tenemos una especie de debilidad por los nuevos, así que puedes aprovecharte de eso.

—¿Están seguros? No quisiera incomodar a nadie...

Su mirada terminó en mí y no pude sostenerla, con algo de culpa. Me acerqué a la mesa a servirle un poco de Coca Cola.

—Puedes ayudar un poco a Clary, que ha decidido hacer pizzas para todos hoy y eso puede tomar tiempo.

Le alcancé el vaso y miré a Oliver.

—Me las he ingeniado perfectamente para cocinar yo sola sin ayuda de nadie hasta ahora —dije de forma altanera, y luego añadí—, pero la ayuda nunca debe ser rechazada porque de otro modo se acostumbrarán a que les solucione la vida siempre.

No me gustaba la idea de haber sonado demasiado desagradable, así que dije que empezaríamos en un rato, que primero podíamos quedarnos en la sala viendo a los chicos componer.

—¿Componer?

—Sí, es una palabra real. La puedes usar en una oración como: "Mis amigos intentan componer una canción", genio.

—O la usaríamos si realmente empezáramos a componer algo.

Ante esa frase, Adrian empezó a toser, creo que casi se atoró con la bebida pero logró pasarla con dificultad.

—Puedo musicalizar lo que quieras —dijo Rafa—, pero si necesitas que convierta sentimientos en palabras, espero que el lugar en el que esperes sea cómodo y tenga acceso a internet.

Isa le sonrió a Adrian con expresión de disculpa.

—Llevan discutiendo semanas por eso —explicó—, tocan de maravilla, pero nadie aquí es un compositor de letras decente.

—No llegamos ni a malos —aseguró Michael—. Somos tan terribles componiendo que ni siquiera entramos en la escala digna de medirnos.

Empezó a reírse y negó con la cabeza.

—Dejen de intentarlo con tanta intensidad, yo creo que son divertidos y tienen mucho ingenio. Componer un hit a veces toma solo un par de minutos, y corregir a lo mucho llevará una semana dependiendo de cuánta gente se meta. Cuando la inspiración está ahí, nadie te lo puede quitar.

Disculpen, ¿qué? ¿Este chico componía?

Resultó que lo hacía....y jodidamente bien. Tocó una canción que supuestamente compuso hace poco después de una borrachera, y ayudó a Oliver a completar la canción en español que quería hacer con Karla.

Finalmente decidieron que tendrían un día dedicado a componer, pero que lo importante ahora mismo era el ensayo para su siguiente show.

—Es momento de trabajar —le dije—. Esas pizzas no se van a hacer solas.

—Tú solo dime qué hacer y yo ayudo.

Me sorprendió su buena disposición para ser alejado de la música solo para quedarse en el grupo, aunque también prendió en rojo todas mis alertas.

—¿En qué trabajas en la vida?

—Ya me lo habías preguntando antes, te dije que en edición de sonido para publicidad —me recordó alegremente—. La productora se llama Blip, y tiene sedes en California, Nueva York y una aquí, aunque mayormente trabajo desde mi casa.

Me guardé el nombre para buscarlo después, por si acaso, y sentí que pudo leerlo en mi mirada. Oliver intervino:

—Quisiera preguntar sobre alguno de los anuncios en los que hayas trabajado pero apenas vemos televisión últimamente.

—Hicimos algo súper cool para Huggies hace poco, si quieren les paso el link por whatsapp.

En menos de un minuto lo agregaron al grupo general, llamado "Twinkle Little Star".

—El grupo cambia de nombre cada semana —advirtó Oliver—, ya te acostumbrarás.

Isa era la que dirigía los cambios de nombre según el tema más relevante de alguna conversación.

—¿Eso significa que se va a quedar? —Se me escapó.

Él sonrió victorioso y no se amedrentó ante mi mirada de desprecio estelar.

—Ya te acostumbrarás —repitió en el mismo tono que usó Oliver.

¿Dónde está Adrian Wilcox?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora