Confianza

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(Por: Adrian)

—Te ves emocionado —comentó Aaron.

—¡Es el primer proyecto grande en el que me incluyen y ha sido un éxito! —Le expliqué alzando mi vaso.

—Mi hermano me ha preguntado hoy cuánto tiempo más te va a tener disponible —se burló—. Creo que si no fuera por mí, ya te hubiera ofrecido un contrato aparte.

—Los chicos del trabajo incluso me han pedido que les ayude con un podcast que están armando —le conté—. El otro día me invitaron a una cerveza pero no pude ir porque tenía ensayo con la banda.

La mirada de Aaron me hizo sentir un niño pequeño.

—Quién iba a decirlo, Adrian. Tú que has ganado los mayores premios de la industria de la música, se te infla el pecho de orgullo porque un empresario considera que eres un buen empleado en el área de sonido de su productora y tus compañeros de trabajo te invitan a una cerveza.

—¡Salud por eso!

Nos habíamos terminado ya una botella, así que Aaron alejó su vaso porque de otro modo tendría problemas en los controles del aeropuerto.

—El otro día una de tus fans me reconoció —me contó—. Quería preguntarme qué había pasado realmente porque sabe que soy tu mejor amigo.

—¡¿Qué?!

—Felizmente iba tarde para embarcar mi vuelo y tuve que disculparme porque empezaron a llamarme por los altavoces.

—Entonces mejor empieza a tomar agua —le ofrecí—. De todos modos tengo ensayo en una hora y tampoco debería llegar borracho.

—¿Cómo va todo con esos amigos tuyos?

Repetí las novedades cada uno de ellos, y Aaron esperó pacientemente que dejara a Clarissa para el final.

—¿Así que ya no te odia?

—Creo que por fin nos estamos haciendo amigos, aunque ya no es la camarera con la que podía coquetear, creo que me lanzaría desde el Empire State.

—Pero a ti todavía te gusta.

No era una pregunta ni una burla, solo una declaración de hechos que no podía negar.

—Lo estoy superando —dije con más esperanza que convicción.

Aaron lo notó y no pudo evitar reírse a mi costa por los próximos cinco minutos.

***

Cuando llegué al ensayo, Clarissa estaba tarareando A tan in Aruba y un escalofrío me recorrió la espalda.

—Hey, stalker, ¿cómo va todo?

—Ahm...bien, ¿qué onda con la canción?

—Me gusta, claramente. ¿No me puede gustar una canción popular de un chico problemático?

—¿Problemático?

Claramente nadie esperaba esa respuesta ni el tinte de indignación en mi voz.

—Eh, calma señor fan de Adrian Wilcox —se burló ella—, aquí somos cero snobistas con la música y vamos a escuchar a este chico que canta sobre sí mismo siendo guapo porque puede.

Alcé las cejas por su comentario y volvió a malinterpretarlo.

—Es obvio que a pesar de sus tatuajes y su cosa de hoodie misterioso, es guapísimo. Tú y tu cara de niño bonito tras esos lentes no tienen nada que hacer.

Aurora llegó tarareando Real y paseé mi mirada entre ambas. No tuve tiempo para que me atacara el pánico porque Oliver intervino

—Karla, la novia de Iván, es muy fanática suya, y le están armando una noche de tributo el viernes en el bar. Podemos tocar después de que acabe.

¿Dónde está Adrian Wilcox?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora