(Por: Adrian)
La canción para Tini había sido un éxito y nos había dado acceso a la zona VIP de la discoteca, con todos bailando y celebrando. Sin embargo, cuando menos lo esperaba, mi respiración se alteró y empecé a ver borroso. Antes de que mi piel empezara a hormiguear, hice un gesto vago y caminé hacia la zona abierta del bar, a donde iban los fumadores.
Piensa en recuerdos felices, Adrian, piensa en cualquier cosa. ¿Por qué siquiera estás desesperado? Esta situación está bien, está....
—¿Adrian?
Volteé a ver a Clary, que parecía incómoda por el olor a humo y me jaló lo más lejos posible de las dos personas que estaban fumando.
—Respira conmigo —indicó colocando una mano sobre mi pecho.
Su toque me relajó y me puso nervioso al mismo tiempo.
—Inhala, sigue inhalando, detente —dijo de forma imperativa, de modo que la obedecí por inercia—, y ahora exhala lentamente. Uno, dos, tres cuatro, cinco, seis, siete. Vamos de nuevo.
Se mantuvo ayudándome a hacer eso durante al menos dos minutos.
—¿Mejor? —susurró con cuidado cuando me apoyé contra la pared.
—Eh...sí, gracias. A veces olvido que debo hacer eso.
—Mi papá hacía eso con mi mamá, y me enseñó desde pequeña. Mamá me cargaba en sus brazos y yo la ayudaba a respirar. A veces tomaba mucho más tiempo y yo tenía que contarle cosas sobre flores —no dije nada y ella suspiró—. Era un ataque de pánico, ¿cierto?
Asentí con cuidado e intenté hablar, pero me sentía agotado y sin fuerzas.
—Clary...
—No, vamos por acá, necesitas descansar. Además, a veces los ataques de pánico vienen en paquetes de dos o tres —me guió hacia una escalera donde dos chicas estaban besándose y ella se aclaró la garganta—. Señoritas, con todo respeto, necesitamos esta escalera para algo más importante que besuquearnos.
Las chicas ni siquiera lo cuestionaron, simplemente se pusieron de pie y volvieron al interior.
Clary me hizo sentarme y me jaló hacia ella. Descansé mi cabeza sobre sus piernas mientras ella jugaba con mi cabello.
—¿Estás yendo a terapia? —preguntó después de un rato—. Ir a terapia es importante.
—Sí, llevo en terapia casi dos años, me ha ayudado muchísimo, aunque he tenido un quiebre hace poco con la mudanza.
En realidad, me mudé por eso.
—Es difícil empezar en un nuevo lugar.
—En realidad, me mudé por eso. No podía seguir con la vida que llevaba en Los Ángeles, la presión me destruía, sentía que no estaba avanzando y me ahogaba solo con salir de mi cama. Es un milagro que no haya caído en depresión severa.
No podía creer que acabara de decir todo eso en voz alta, pero Clarissa no dijo nada más, solo siguió jugando con mi cabello. Por supuesto que no tenía razones para decirme: "eres una estrella famosa mundialmente, es ridículo que pienses eso", pero creo que no lo hubiera dicho aunque lo supiera.
—¿Ansiedad, entonces? —preguntó después de un rato.
—Por ahora sí, la depresión me ha esquivado por poco. No suelo sentir que no valgo nada, y no llegué al suicidio. No sé si tengo suerte por eso, yo sentía que quería arrancarme la piel, que me ahogaba, que el mundo se movía a otro ritmo y me dejaba atrás.
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¿Dónde está Adrian Wilcox?
Teen FictionAdrian Wilcox, el famoso cantante, ha desaparecido misteriosamente y sus fans hacen vigilias para que lo encuentren pronto. Se rumorea que se trata de un secuestro. Mientras tanto, Clarissa conoce a Adrian Summers, un chico que se hace cliente de la...