¿Dónde está Adrian Wilcox?

Su lado bueno

(Por: Adrian)

No sabía qué había hecho mal al comentarle a Clarissa que le quedaba bien el rubio. Estábamos teniendo una hermosa conversación sobre nuestras familias y el amor, pero salió corriendo ante un comentario sobre su cabello. Se quedó mirando con expresión vacía el ensayo de la banda y casi me alegré cuando volvió a la cocina, así que la seguí para disculparme por lo que sea que hubiera hecho.

—Creo que la masa ya está lista —anunció empezando a destaparla. Me sorprendí al ver que había doblado su tamaño y tenía un olor bastante peculiar.

Clarissa me enseñó a extenderla con un rodillo, y cómo colocarle la salsa y los toppings. Sus manos volaban sobre la encimera y me divirtió su nivel de concentración para algo tan simple como una pizza.

—Oye, lo que dije hace rato...

—Gracias por compartirme la historia de tus abuelos —interrumpió ella—. Es evidente que tenías razón y realmente se amaban.

A diferencia de cualquier otra persona, ella no empezó diciendo que lo sentía, ni que eso era muy hermoso.

—Gracias por entender.

—Ah, sí, lo entiendo —hizo una pausa mientras ordenaba los saleros y especias—. ¿Sabes? Mis padres también se amaban, y a veces estoy feliz de que hayan muerto juntos. O sea, fue una putada para mí porque los perdí a los dos al mismo tiempo, pero fue lo mejor para ellos. No soy capaz de imaginarme a uno sin el otro, siento que hubieran sido como almas en pena, intentando mantenerse vivos por mí. Y cuando yo me fuera, no les quedaría nada, y a mí me quedaría por siempre la culpa de que no se pudieron morir en paz para no abandonarme.

—Y la culpa de ser la única persona secretamente feliz en ese funeral, sabiendo que ellos están por fin reunidos con la persona que amaban.

Su sonrisa triste lo dijo todo. Ella entendía.

Nos quedamos en silencio y descarté la pregunta sobre el cabello para otra ocasión. Solo pareció despertar cuando metió la pizza en el horno y le pregunté cómo aprendió. Fue por Isa, así que me habló de cómo eran las cosas cuando Isa recién se mudó.

—Ella siempre ha sido mejor cocinera que yo, pero ahora yo cocino más porque la universidad está acabando con su tiempo libre.

—¿Cómo se conocieron?

—De una manera mucho más normal que contigo, acosador. Soy cliente de la librería donde trabaja casi desde que abrieron, y un día ella llegó a trabajar ahí. Intentó ayudarme a elegir un libro, nos quedamos hablando y nos hicimos amigas. Sus padres se mudaron a Italia y le dejaron un departamento en una buena zona de la ciudad pero era imposible que ella pudiera seguir costeándolo sola, así que lo alquiló, se terminó mudando conmigo y compartimos los gastos. Incluso cuando se casó con Oliver, decidieron que podía vivir aquí y así ahorraban para su futuro.

—Qué suerte.

—Realmente, tenemos muchísima suerte y privilegios, créeme que tratamos de no darlos por sentado.

—¿Y Aurora?

—Era la novia de un amigo de la universidad de Isa. Vino a varias reuniones de la banda y como tampoco sabía mucho de música, terminó haciéndose mi amiga. Él fue una idiota con ella y la trató horrible, así que terminaron. Después de eso tuvimos un tiempo en que él no quería que Aurora siguiera viéndonos porque supuestamente éramos amigos suyos. Así que lo mandamos a la mierda y eventualmente nos quedamos con ella porque el amigo de Isa tuvo actitudes bastante desagradables.