(Por: Adrian)
—¿Drogas? ¿En serio? ¿Es su primer paso a anunciar que morí por sobredosis?
Aaron sonrió maliciosamente.
—Fue obra de Terry, solo hubo que darle un pequeño empujón. Me puse a hablar del club de los 27 y lo arruinó solito. Si las miradas mataran, Cara lo hubiera quemado vivo.
—¿Qué dijo mi madre?
—Que lidiaremos con eso después. Por ahora su comunicado ha calmado las aguas, la gente te ha enviado mensajes de apoyo y nadie está preocupado por tu posible secuestro. Bueno, casi nadie...
—¿A qué te refieres?
—Seguro que has visto lo que publicó Synka —asentí y él continuó—. Todos saben que su relación es muy cercana y que ella no jugaría con algo así. Tu club de fans oficial ha dicho que no creen tu historia de la rehabilitación, pero que tampoco creen que tu equipo publicaría algo tan sensible si estuvieras realmente secuestrado, así que esperarán por más noticias de ti, y que volverán a insistir cada cierto tiempo.
—Chicas inteligentes —murmuré, recordando a Melissa, la adorable presidenta (y cabecilla) del club.
—Tu equipo está preocupado, pero ya se liquidaron todos los gastos de la gira. Han dejado claro que no vas a sacar material nuevo por un tiempo y son libres de buscar nuevos trabajos.
—Sé que has ayudado mucho en eso, gracias.
Aaron me miró con expresión cansada.
—Te ves mejor —señaló—, pero todavía se me hace raro que estés encerrado aquí sin contacto con nadie. ¿Estás seguro de no querer llevar algún curso en algún instituto? ¿O en un centro cultural?
—Quizás luego...aunque podría interesarme en algún trabajo.
—¿Un trabajo?
—Algo rutinario y sin muchas complicaciones. ¿Tu hermano no necesita algún tipo de editor de sonido? ¿Compositor de jingles publicitarios? Soy muy bueno y completamente gratis. ¿Quiere mis referencias?
Conseguí arrancarle su sonrisa burlona de toda la vida, prometió revisarlo y avisarme en cuanto tuviera novedades. Tomé casi como un hecho que acababa de conseguir trabajo, porque si algo sabía de mi mejor amigo es que nada lo detenía cuando quería conseguir algo. De hecho, había sido él quien me ayudó a escapar exitosamente cuando se dio cuenta de que lo necesitaba. Ni siquiera tuve que pedírselo.
—Recuerda, ten cuidado con cualquier tipo de contacto en la tecnología o te podrían encontrar muy rápido.
—Lo que usted diga, jefe.
Lo acompañé a la salida, porque era hora de ir a la cafetería y ya me estaba acostumbrado, aunque sería más fácil solo prepararme unos sándwiches en casa. Aurora, la camarera que bromeaba conmigo todas las noches me recordaba la importancia de interactuar con la gente.
Pasamos una tienda de música que tenía una pequeña foto de Splash en una esquina y me detuve a verla.
—Chris deseó que te recuperes en Instagram —me contó Aaron—. Incluso me escribió para asegurarse de que te llegaba el mensaje, creo que se sentía culpable.
—Me cambió la vida y dejó que viviera de la música, jamás lo culparía por eso.
Chris Mackenzie era el productor que me había descubierto en la fiesta de su sobrina, cuando le canté una canción que compuse por su cumpleaños.
Estaba organizando un grupo para un show infantil, y aunque ya lo había completado, pensó en probar cómo sería incluir a un sexto miembro, varios años más joven que los adolescentes que tenía. Habló con mi madre, me llevaron a hacer pruebas al estudio y un mes después, el proyecto incluso cambió de nombre porque Chris se dio cuenta que podía formar una palabra con nuestras iniciales.
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¿Dónde está Adrian Wilcox?
Roman pour AdolescentsAdrian Wilcox, el famoso cantante, ha desaparecido misteriosamente y sus fans hacen vigilias para que lo encuentren pronto. Se rumorea que se trata de un secuestro. Mientras tanto, Clarissa conoce a Adrian Summers, un chico que se hace cliente de la...