Halloween

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(Por: Clarissa)

No podía creer que lo hubiera besado. Es decir, era Adrian. El chico simplemente entró un día a la tienda y se ofreció a ayudarnos con el concierto de la banda. No sabía nada sobre él, no tenía familia, ni amigos, ni nada que hubiéramos visto personalmente. Podría desaparecer al día siguiente y no tendríamos cómo saber qué fue de él. Totalmente podría ser un asesino en serie.

Entonces me sonrió.

Un asesino en serie con unos ojos matadores, pensé.

—El pollo debe estar casi listo —anuncié, a pesar de que sabía que faltaban otros diez minutos al menos.

Adrian captó la indirecta y me siguió al instante.

—Así que el pollo ya está listo —se burló acorralándome.

—Quizás le faltan algunos minutos —admití—, pero no tenías por qué seguirme.

—Sí tenía, porque necesito hablar contigo.

—¿Ah sí? ¿Querías hablar?

Se rio bajito de mi insinuación pero continuó:

—Quiero sacarte en una cita de verdad.

—¿Qué hay de malo con las citas de mentira? ¿Ya te cansaste de ellas?

—Me refiero a una cita de "me-gustas-y-me-muero-por-pasar-cada-segundo-contigo".

—Oh.

—Exactamente —dijo él acercándose a mis labios—. Oh.

Lo besé pero me alejé rápidamente y señalé en dirección a la sala, donde los chicos seguían ensayando. En parte también porque me asustó lo que acababa de decir. ¡Nos habíamos besuqueado un par de horas solamente! ¿Qué le pasaba para soltarme algo así?

Pero antes de que lograra decir algo más, Isa apareció en la cocina y ambos saltamos.

—Van a empezar con el ensayo para lo de Walker —avisó.

Adrian salió rápidamente y me lanzó otra de sus sonrisas matadoras por detrás de Isa, que notó mi sonrojo y entrecerró los ojos con sospecha.

—¿Me vas a contar qué te pasa?

Intenté escaparme comprobando el pollo pero le faltaban otros cinco minutos.

—Salimos ayer —terminé confesando, porque nunca había sido buena para ocultarle nada a Isa.

—Nos faltan servilletas y mayonesa para la cena de hoy —dijo ella de repente.

—¿Qué?

Me agarró del brazo y repitió lo que acababa de decirme mientras le pedía a Oliver que sacara el pollo en exactamente cinco minutos.

—Empieza a hablar —me amenazó mientras caminábamos a la tienda.

—Solo fuimos al cine.

—¿Fuiste con el acosador al cine?

Alcé las manos en señal de inocencia.

—Fue divertido...excepto por la parte en la que tuvimos que pagar y no tenía idea de cuánto costaba una Coca Cola.

—¿Qué?

—Quería pagar con mi tarjeta para ganar puntos, estuvo de acuerdo en darme el dinero y a último minuto añadió una Coca Cola adicional. Y ME PREGUNTÓ CUÁNTO COSTABA.

—Bueno, en el cine es todo más caro siempre.

—Me alcanzó cincuenta centavos y cuando lo miré confundida, se disculpó y me pasó veinte dólares, cuando tenía billetes de cinco y diez en las manos. Al ver mi cara, terminó preguntando cuánto costaba una Coca Cola y casi me da un ataque. ¡¿Cómo no vas a saber cuánto cuesta una Coca Cola?!

¿Dónde está Adrian Wilcox?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora