(Por: Clarissa)
Cuando llegué a casa me encontré con Adrian y Oliver en una competencia de piedra, papel y tijera.
—¿Qué pasa? —Pregunté a la sala en general.
—Están empatados uno a uno —dijo Santiago—. El ganador lo define.
—¿Define qué?
—Adrian y Oliver no se ponen de acuerdo sobre su siguiente canción juntos —explicó Isa observando cómo ambos se preparaban mentalmente para el siguiente round—. Adrian está luchando por otro tema lleno de vida sobre la amistad y Oliver quiere apostar por una balada romántica.
—¿Y lo van a decidir de esta forma?
Isa los siguió observando con embelesado deleite.
—Creo que Adrian debe ganar porque es quien hace la mayor parte del trabajo componiendo pero explícame cómo voy en contra de mi esposo cuando quiere componerme una canción de amor.
—Iban a hacer fuerzas —me contó Rafael—, pero es evidente que Adrian ha ido mucho al gimnasio y todavía se entrena, no era justo para Oliver.
—¿Por qué no se sientan a conversar como la gente normal?
Mi pregunta le arrancó una sonrisa a Adrian quien me miró y se mordió el labio inferior mientras la risa le sacudía el cuerpo.
—Ven aquí —me pidió.
Un escalofrío me recorrió al ver que todos nos estaban mirando y que la última vez que había estado cerca a él, estábamos besándonos como si se nos fuera la vida en ello.
Invadió mi espacio personal tan rápido que creí que iba a besarme de nuevo y me sonrojé, pero resultó que solo se acercaba para susurrarme al oído:
—¿Debería dejarlo ganar y componerte una canción?
Mis piernas temblaron y sentí un violento deseo de arrastrarlo a mi habitación, pero todos nos estaban mirando, así que sonreí nerviosamente.
—¿Cómo diablos vas a dejarlo ganar en piedra, papel o tijera? No puedes hacer trampa en este juego.
Tardé como cinco segundos en darme cuenta que me había quedado mirando embobada su sonrisa divertida y eché un vistazo tentativo alrededor. No había suerte, todos nos seguían mirando.
Adrian me tomó de la mano y extendió la otra hacia Oliver. No sé cómo lo hizo pero perdió y me dedicó la sonrisa más orgullosa del mundo
—Una canción de amor, entonces —concluyó mientras todos soltaban una risita. Rafael aulló.
—¿Quieren ayudar, chicos?
Rafael detuvo su sonido y se alejó como si fuéramos radioactivos.
—Ya les he dicho que no me salen esas cosas.
—¿Santiago? Esos ojos soñadores que tienes últimamente me dicen que sí.
Él se sonrojó violentamente y desvió la mirada. Hizo un pequeño gesto de duda que es todo lo que Oliver necesitó para considerarlo como voluntario.
—¿Qué tipo de canción quieres? —Preguntó Adrian tomando asiento en el brazo del sillón y jalándome para que me sentara y me recostara contra él. Me resistí un poco pero había algo en su confianza al hacer eso que me hizo ceder.
—A lo Bruno Mars. Her eyes, her eyes, make the stars look like they're not shining...
—¿Santiago?
—Pues...los ojos de él hacen eso, sí.
Hubo un segundo de silencio mientras la gente esperaba que Adrian encajara la noticia de que Santiago era gay (yo misma tuve que recordarlo), pero él ni se inmutó.
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¿Dónde está Adrian Wilcox?
Dla nastolatkówAdrian Wilcox, el famoso cantante, ha desaparecido misteriosamente y sus fans hacen vigilias para que lo encuentren pronto. Se rumorea que se trata de un secuestro. Mientras tanto, Clarissa conoce a Adrian Summers, un chico que se hace cliente de la...