Capítulo 24

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Andrew

El agua caliente recorrió todo mi cuerpo, estaba más caliente de lo que la solía poner pero, de alguna manera, el ardor del agua me hacia sentirme más tranquilo.

La noche había estado de locos. Todo de no ser por el gilipollas de Lucas al quererse aprovechar de Beckham.

Mierda, no le podía imaginar tocando ni un solo pelo a mi chica.

Tan solo me preguntaba, ¿Por qué me empeñaba tanto en ocultarlo? No joder, ya no más, no lo ocultaria más.

Alyssa me estaba volviendo loco. No podía dejar de pensarla, quería estar con ella todo el puto tiempo, si no la tenía cerca crecía en mi un desespero, una urgencia. Mi cuerpo se volvía inquieto.

Debía aceptarlo, esa mujer me estaba volviendo completamente loco.

No sé como la hacía, pero ella se había metido a mi mundo y, sobre todo a mi cabeza, se había apoderado completamente de mi. ¿Qué era lo peor de todo? Que Alyssa Beckham no me dejaba controlarla, ella quería hacer todo a su modo y, mierda, eso era lo que no me dejaba alejarme.

Me gustaba aquella cría malcriada, y se lo diría porque sabía perfectamente que ella sentía exactamente lo mismo que yo.

Salí de la ducha y me puse una toalla alrededor de la cintura, salí del baño y entonces la ví. Después del golpe de anoche Alyssa había quedado inconsciente por un momento, luego mi hermana Bethany nos encontró allí y me ayudó a llevar a Alyssa a una de las habitaciones.

Bethany le hizo una pequeña curación y luego volvió a domir. Yo me quedé en la alfombra por si ella depertaba, pero durmió toda la noche como un bebé.

Ahora, yo la observaba desde una esquina, sus facciones perfectas y su respiración tranquila fue una imagen que nunca pude sacarme de la memoria. Intenté no hacer ruido mientras buscaba algo de ropa pero, para mi mala suerte, una pequeña estatua de vidrio que había en una de las pequeñas mesas, se rompió haciéndola despertar.

-Mierda. -Susurré mientras ella medio se incorporaba en la cama.

Observó a su alrededor y su rostro pasó de ser tranquilo a uno preocupado.

-¿Acaso tu y yo...?

Negué con la cabeza.

-No, Beckham. -La miré divertido. -No tuvimos sexo.

Ella pareció relajarse y soltó un gran suspiro. Luego frunció el ceño confundida.

-¿Qué hora es? -Preguntó tranquila mientras yo optaba por mirar mi reloj.

-Las ocho treinta. -Dije sin importancia.

Ella abrió los ojos a tal punto que creí que se saldrían de sus párpados. Se levantó rápidamente y comenzó a estirar su vestido ya que este se encontraba un poco más arriba de sus muslos.

-Tengo que irme. -Dijo apresurada.-¿Dónde está mi móvil?

-Está allí. -Dije señalando el tocador. - ¿Cuál es la prisa?

Ella en su desespero, paró un segundo y me miró con el ceño fruncido.

-Me escapé de casa, ¿Recuerdas? Papá va a matarme.

Entonces a mi mente llegó su vestido rosa, Beckham bajando por la escalera desde su balcón y ambos besándonos en un cuarto de cosas viejas.

Después del caos, aquellos recuerdos habían vuelto a mi.

-Joder.-Dije recordándolo todo. -Te llevo...

No me dejó terminar mis palabras.

-No, mi padre te matara si se entera que estuve contigo. Tomaré un taxi, solo espero que no haya llegado del hospital aún. -Lo último lo dijo más para si misma que para mi.

Del Egoísmo Al Amor I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora