Capítulo 28

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Andrew

Miles de cosas solían pasarme por la cabeza a diario. Pero, debo decir que últimamente había una persona rondando mi cabeza de manera consecutiva, no era algo que yo pudiese controlar y realmente no quería controlarlo. De alguna manera sentía que un fuego en mí se avivaba cada que ella pasaba por mis pensamientos.

Ahora allí, en el auto camino a casa. Me temblaban las manos de los nervios que llevaba, sentía rabia cada que me imaginaba a ese imbécil haciéndole daño. Sentía una enorme tristeza de solo pensar en el dolor que había sentido ella con ese hijo de puta. No sabía si Beckham era virgen o no, pero si sabía que la había lastimado tanto hasta el punto de hacerla sangrar.

Recuerdo haber llegado a ese punto de la playa y ver a George golpeando a aquel hombre que me había regalado el cachorro. Sentí en ese momento que me salía de mí mismo, joder, me Salí de mis casillas y me encaminé a golpearlo sin parar, le decía todos los insultos que se me venían en la cabeza mientras le daba puñetazo por puñetazo. Tanto así que los demás que se encontraban ahí tuvieron que separarme de él, del coraje no me había dado cuenta de que le había dejado inconsciente tras los golpes.

Pero joder, ¿Cómo no lo iba a hacer? No solo me daba coraje de que se hubiese atrevido a tocar a Beckham, sino que recordaba que yo también tenía una madre y una hermana, las cuales jamás iba a permitir que nadie las tocase sin su consentimiento.

La policía llegó al lugar y arrestaron a George, ahora solo quedaba que Beckham pusiera una denuncia que, claramente, su padre quien era abogado se encargaría de hundirlo hasta lo más hondo.

Una vez estuve frente a la casa me bajé lo más rápido que pude. Mis padres y Bethany se encontraban en la casa de los Beckham y era allí donde yo me dirigía. Cuando entré a la casa los encontré reunidos a todos en el salón principal.

La madre de Alyssa tenía los ojos hinchados de tanto llorar mientras mi madre y Bethany la consolaban. Por otro lado, su padre ya estaba comenzando a mover sus contactos para el día de mañana poner la denuncia, todos me observaron las manos, y mi madre se atrevió a hablar.

—Oh mi Dios. —Pronunció con angustia. — ¿Qué te ha pasado en las manos?

Ignoré sus palabras y mis ojos solo se posaron en los ojos del Señor Beckham, quien ya había dejado de hablar por teléfono. Su mirada era tan fría, y en sus ojos podía ver que me culpaba por todo lo sucedido. Lo que él no sabía era que yo no tenía idea que Alyssa fuera a asistir a aquel lugar.

— ¿Dónde está? — Dije cortando el silencio que se había instalado.

La madre de Alyssa observó a su marido y luego me miró a mí, todo con cautela.

—Está en su habitación, pero no creo que quiera verte. No ha querido ver a nadie.

Entendí muy bien sus palabras. Pero no por eso me iría a casa y haría como si nada hubiera pasado. Por eso, me di la vuelta y me encaminé hacia la segunda planta.

Escuché a mi padre llamándome, pero realmente no me importó, yo no era ningún crio para que mis padres me mandaran a su antojo.

Abrí lentamente su habitación, un olor a jabón de baño inundó mis fosas nasales. La vi allí, recostada en su cama dándome la espalda mientras le escuchaba llorar. Beckham llevaba una bata de baño y tenía el cabello mojado, era claro que había acabado de bañarse.

—Beckham...—Dije y ella se sobresaltó al escucharme.

Volteó a mirarme al instante y me mostró una sonrisa triste. Cerré la puerta tras de mí y caminé cautelosamente hacia su cama para sentarme justo a su lado, hasta quedar uno frente al otro.

—Estaba esperándote.

Su voz sonaba tan triste que hacía que yo sintiera un chuzo en el estómago cada que recordaba todo lo que me había pasado.

— ¿Podrías contarme cómo fue que sucedió? —Ella bajó la cabeza y pude ver como sus ojos comenzaban a aguarse. Levanté su mentón e hice que me mirara a los ojos. —Sabes que puedes confiar en mí.

Una lágrima bajó por su mejilla y ella la limpió al instante.

—Me dijo que solo iríamos a caminar. —Comenzó a relatar. —No sé cuánto tiempo pasó, solo me di cuenta que las cosas andaban mal cuando nos alejamos más de la cuenta. Luego él...Él comenzó a insultarme y me di cuenta de cuál era su verdadera intención, le golpeé y Salí a correr. —Tomó un largo suspiro. —Él me alcanzó y comenzó a tocarme y...—Su voz se entrecortó y volví a sentir un pinchazo, me dolía tan solo escucharla. — Después llegó ese hombre, ¿Lo recuerdas? Él me defendió.

—Alyssa, voy a preguntarte algo, quiero que me respondas con toda sinceridad. —Ella asintió con la cabeza. — ¿Él logró acabar dentro de ti?

La tensión se instaló entre nosotros una vez más, pero Beckham había parecido poder desahogarse.

—No...No lo sé, yo nunca antes había...

Y entonces lo entendí todo al instante.

—Eres virgen. —Concluí mientras ella asentía.

Y luego, inconscientemente ambos nos acercamos para abrazarnos. Ella aún seguía llorando y mientras más la escuchaba sollozar más me daba cuenta de quién era ella realmente. Tanto tiempo había vivido equivocado pensando en que Beckham era una persona sin ninguna clase de sentimientos y temores, y ahora ella estaba aquí, llorando en mis brazos pidiéndome a gritos que la protegiera de cualquier gilipollas que quisiese hacerle daño. Ya había pasado dos veces; Una en la primera fiesta a la que habíamos ido y ahora con George.

No sabía si me iba a poder perdonar si algo volvía a pasar dejándola sola en cualquier otro lugar gracias a nuestra compañía.

Volvimos a mirarnos, y fue en ese momento que la reconocí, nos reconocimos. Había escuchado que el amor llega de muchas maneras, sin buscarlo. Pero encontrar a Beckham era algo que nunca me había esperado, ella era una mujer que iba en contra de mis principios, muy lejos de la mujer que siempre quise para mi vida. Pero, joder, no pude evitar enamorarme de ella, realmente no sé si en realidad era eso: amor.

Pero aquella palabra era lo único que se me venía a la cabeza cada que la recordaba, me sentía atrapado. Sentía que ya no podía alejarme de ella, y no sé si íbamos a poder estar juntos, lo que si sabía es que quería protegerla. La protegería de aquel que quisiera hacerle daño, de cualquiera que se atreviese siquiera a tan solo mirarla. Me importaba una mierda lo que fueran a pensar mis padres o los suyos, solo sabía que ella sentía exactamente lo mismo que ello.

Acerqué mi boca a la suya. No sabía si era el momento correcto para darle un beso, pero ella no lo impidió y yo sentía que ya no podía alejarme, fue entonces que sentí sus labios, un beso suave porque sentía que podía romperla en cualquier momento. El beso tan solo duro unos segundos, pero no me quedó duda; era ella.

—No sé si es el momento más oportuno para decirlo. —Dije y ella me dedicó una débil, pero linda sonrisa. Me mordí los labios y bajé por un segundo la cabeza para volver a mirarla fijamente, —Quiero que estemos juntos, quiero protegerte, Beckham.

****

¿Y ustedes que opinan? ¿Creen que Alyssa se merecía lo que le sucedió?

Los leo...

Del Egoísmo Al Amor I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora