Alyssa
—Gracias Janne, pero puedo hacerlo sola.
Dije a la señora del servicio que por lo que tenía visto, tenía la intención de darme ella misma la sopa que me había recomendado el doctor.
—Me tengo que asegurar de que coma bien. —Me respondió con una sonrisa. — El doctor dijo que tiene un serio problema de desnutrición.
—Sé lo que dijo el doctor, Janne. —Le devuelvo la sonrisa. —Yo quiero recuperarme pronto, usted sabe que no me gusta quedarme en la cama todo el día a menos de que me encuentre triste.
—Lo sé señorita Beckham. He trabajado para su familia durante años.
Mi sonrisa se borró al instante y bajé la cabeza.
—Quisiera pedirle una disculpa. —Dije mientras la tomaba de las manos. —Nunca me he portado bien con usted, y usted siempre ha estado ahí para mí. Le ruego que me disculpe, usted sabe que ya he aprendido la lección con todo esto.
Janne me sonrió comprensiva y ahora fue ella quien me tomó de las manos.
—Escúcheme bien. —Dijo relativamente seria. —Ninguna persona, por muy descortés que sea, merece lo que le ha sucedido. Cuídese mucho mi niña.
Janne tomó la bandeja donde traía el traste y luego salió de mi habitación. Recapitulé sus palabras y si, ella tenía razón, pero de alguna manera u otra había tenido que aprender la lección. Ahora solo esperaba mi recuperación pues mis padres adoptivos y mi padre biológico estaban esperando una respuesta de mi parte.
Mis ideas estaban claras y mientras me recuperaba me sentía más preparada para lo que se venía a mi vida, todo siempre con la mano de Andrew que, de hecho, venia todos los días a visitarme y se quedaba por horas asegurándose de que todo estuviese bien. ¿Lo mejor de todo? Ya le había comentado mis planes a Andrew y, aunque al principio dudó, me aseguró que me apoyaría,
Por otro lado, de Chloe no habíamos logrado saber nada, ya habían pasado dos semanas y había sido como si se la hubiese tragado la tierra, su cómplice, el hombre que había estado vigilando la casa todo el tiempo nunca quiso decir nada, Sin embargo, mi padre estaba haciendo todo lo posible porque le dieran una buena condena por ello. Aun no sabíamos su identidad, pues yo prefería mantenerme fuera de aquel asunto hasta nuevo aviso.
Unos suaves golpes en la puerta me hicieron salir de mis pensamientos, segundos después la puerta se abrió y en ella pude ver a mis personas favoritas. Bethany y Rusty cerraron la puerta tras de sí y noté que cada uno llevaba regalos en sus manos.
—¡Hola, cariño! —Dijo Rusty mientras besaba mi frente.
—Espero que te gusten, las escogí especialmente para ti. —Dijo esta vez Bethany mientras me estiraba la caja de chocolates.
—¡No sabes cómo moría por comerme un chocolate! —Dije mientras abría la caja y luego metía un chocolate en mi boca.
—Yo te he traído algo mejor. —Mencionó Rusty divertido mientras Bethany lo fulminaba con la mirada. —Ten, espero que te guste.
Rusty puso ante mí una caja mediana con un listón azul encima. No se me ocurrió que podía ser, así que no tardé mucho en descubrirlo. Cuando miré el interior no pude creer lo que mis ojos estaban viendo.
Tomé el pequeño gato en mis manos y lo observé con suma atención. Aquel felino era de color blanco y negro, parecía asustado y temblaba de miedo. Claramente sentía temor de que pudiese lastimarlo.
—No es un gato fino como te gustan. —Comenzó a decir Rusty. —Es un gato criollo, pensé que como ahora comienzas una vida más humilde pues podrías darle la oportunidad a un animal sin hogar. Estaba pensando en darte un cachorro, pero luego me arrepentí, no creo que vaya mucho con tu personalidad. Al cambio, tu eres como los gatos, independientes y libres.
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Del Egoísmo Al Amor I ©
Teen Fiction¿Era simple deseo carnal o aquello que sentía iba más allá de lo que yo podría llegar a imaginar? Mi identidad, mi respetuosa imagen y, sobre todo, mi elegancia me había caracterizado y me habían llevado por el camino más prestigioso del mundo de lo...