Capítulo 46

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Andrew

Lo sabíamos, lo sabíamos todo. Las investigaciones y todas las pruebas indicaban lo mismo. Joder, sentía mi sangre hervir cada vez que pensaba en Beckham y en lo que sea que debe de estar viviendo junto a esa loca. Los días pasaban y sentía que en cualquier momento me volvería loco, no podía dormir, ni siquiera comer, perseguía al oficial a todos lados intentando buscar alguna pista del lugar en donde se encontraría Alyssa. Ya teníamos un punto a favor y ese era que ya sabíamos perfectamente que era Chloe quien estaba detrás de todo eso.

—¿Estará viva mi niña? —Expresa Hudson con preocupación mientras se mordía las uñas.

—¡Joder! —Expresa Alfred con enojo. —¿Puedes callarte la puta boca?

Ambos padres de Alyssa, tanto Hudson como Alfred no se habían separado ni un segundo del caso. Incluso, habían tomado la decisión de llevarse bien mientras intentábamos dar con el paradero de Beckham. Por otro lado, la madre de Alyssa había caído en depresión y no salía de su cuarto en ningún momento.

El teléfono del despacho de Hudson sonó y todos nos pusimos alerta. Hudson contestó la llamada y solo respondió con un <De acuerdo, por favor, tráiganla a salvo> Luego, colgó y nos observó a Alfred y a mí con una pizca de preocupación y, a la vez de tranquilidad.

—Ya saben dónde está. —Soltó unos segundos después. —Irán por ella en este mismo momento. Tan solo nos queda esperar.

—¡A la mierda! —Mencioné mientras tomaba mi chaqueta y me encaminaba hacia la salida. —Ya he esperado lo suficiente.

Me subí a mi camioneta y me encaminé rápidamente a la estación de policía. Cuando Llegué me di cuenta de que ya estaban a punto de partir, bajé rápidamente del carro y me dirigí hasta e oficial que estaba encabezando el operativo.

—¿Qué hace usted aquí, joven? —Fue lo primero que dijo una vez me tuvo enfrente.

—Voy con usted, señor.

—Puede que sea peligroso...Lo mejor es que usted espere aquí y nos deje hacer nuestro trabajo...

Lo interrumpí.

—Le recuerdo que mi padre es uno de los hombres más importantes de este país. —Lo observé amenazante. —Solo dígame y será arrebatado de su cargo, señor oficial.

El hombre lo pensó dos veces y, algo dudoso, asintió con la cabeza.

—Usted vendrá conmigo en la parte delantera.

Subí en la camioneta policial junto con el oficial y partimos. Mientras los minutos pasaban y el silencio reinaba, me percaté de que estábamos saliendo de la ciudad, pero, no fue hasta la carretera que me di cuenta de que nos dirigíamos hacia la casa de campo que tenía mi tía cerca de california.

Entonces todo tuvo sentido para mí. Chloe no era una mujer astuta, no sé qué mierda se le pasaba por la cabeza, pero joder, no había hecho nada bien. Había dejado indicios por todas partes, ¿Qué le había hecho pensar que podría arrebatar así de fácil a mi chica?

No dejaba de preguntarme en el por qué jamás me había dado cuenta de lo que estaba ocurriendo. Chloe era una mujer muy bella y mi más mayor confidente después de Bethany, nunca se me pasó por la cabeza que a Chloe le pudiesen gustar las mujeres. Tan solo me arrepentía de haberla llevado a Malibú y, sobre todo, me arrepentía de haber dejado pasar de largo aquellas amenazas que, si no hubiese sido porque fui a la casa de mi tía y revisé las agendas que se encontraban en el cuarto de Chloe, jamás me hubiera dado cuenta de que era la misma letra.

Pero yo mismo me encargaría de que pagase por todo lo que le hizo a Beckham.

Los pelos se me pusieron de punta cuando me di cuenta de que si, definitivamente Alyssa estaba en la casa de campo donde muchas veces había venido cuando era niño. Todos bajaron de las camionetas y rodearon la casa que, por lo visto y a simple vista, parecía vacía.

—Lo mejor es que se quede aquí. —Mencionó el oficial.

—No he venido a quedarme de brazos cruzados. —Respondí. —Ustedes deben de encargarse de todas las personas que están detrás de esto, yo me encargaré de traer a Alyssa conmigo de nuevo a casa.

—Siendo así...Manténgase siempre a mis espaldas que yo lo estaré cubriendo.

Sin decir más nos acercamos a la casa. El oficial, de un solo movimiento derribó la puerta de madera de una sola patada y entonces él, yo y otro grupo de policías nos adentramos allí.

La casa parecía estar vacía y en silencio, hasta que, de un pasillo salió un hombre que, al vernos rápidamente intentó sacar su arma y apuntarnos.

Los oficiales fueron más rápidos, pues uno de ellos le disparó directamente en la pierna. Yo seguí junto con el oficial y revisamos una a una cada habitación y al ver que no se encontraba allí temí que estuviésemos buscando en el lugar equivocado.

—¿Hay algún otro lugar donde pudiese estar? —Me preguntó el oficial.

—Sí, el sótano. —Respondí al instante.

Cuando llegamos a la entrada del sótano nos dimos cuenta de que este no contaba con luz, así que tuvieron que alumbrar con linternas y bajar las viejas escaleras de madera. Llegamos a la única perta que faltaba para dar acceso al sótano, pero esta se encontraba ajustada, al abrirla despacio no pudimos ver con claridad lo que había allí dentro pues era de noche y el lugar era más oscuro de lo que recordaba.

Nos adentramos y entonces las linternas comenzaron a dar luz en cada rincón de la habitación. Allí, en una esquina la vi, y mis ojos se llenaron de lágrimas al instante. Sentí una punzada en el pecho al ver como débil y desnuda, se desparramaba quedando inconsciente.

—¡No la miréis, joder! —Grité con impotencia mientras me acercaba a ella rápidamente.

Me arrodillé y me saqué la chaqueta y la envolví en su cuerpo. La abracé fuertemente intentando darle calor, pues se encontraba extremadamente fría.

—Yo estoy aquí. —Le susurré. —Yo te cuido, mi amor. —Articulé mientras las lágrimas salían de mis ojos.

—Despejado, oficial. —Le escuché decir a uno de los hombres. —No hay rastro alguno de la mujer, pero están algunas de sus pertenencias.

Luego de que registraran toda la casa pudieron llegar a la conclusión de que Chloe si se encontraba en la casa al momento de nuestra llegada, pero probablemente se había dado cuenta de nuestra presencia y se había fugado.

Una vez afuera, tan solo unos minutos después llegó la ambulancia que rápidamente sacaron la camilla para recostar a Beckham en ella y revisarla lo más rápido posible.

—¡Cubridla primero! —Dije mientras me aseguraba de que nadie, ni siquiera las enfermeras, la mirasen.

Ya no podía confiar ni siquiera en las propias mujeres.

Una de ellas trajo rápidamente una manta y cubrió su cuerpo. Subí con ella a la ambulancia y me sentí impotente al verla en aquel estado. Su hermoso cuerpo estaba moreteado y mordisqueado, podía verle las costillas y su extrema delgadez que describía todo el infierno que probablemente debió de pasar en ese lugar. Mientras nos encaminábamos al hospital y mientras las enfermeras se aseguraban de que Alyssa estuviese bien, me dije a mi mismo que jamás, nunca en la vida, iba a poder confiar en alguien,

Beckham se había convertido en todo mi mundo. Por poco, pierdo mi mundo. 

Del Egoísmo Al Amor I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora