Capítulo 8

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Andrew.

Me deshice la corbata con fuerza y la lancé a un lado de la cama totalmente exasperado, así era como me encontraba en aquel momento.

— ¡Joder! —Expresé jalándome los cabellos. — ¡No sé qué es lo que pasa conmigo!

Hoy había sido el primer día de mi último año de universidad, aunque las clases habían estado demasiado banales, me había sentido completamente distraído durante todo el día. Al llegar a casa, mi padre me recibió con la excelente noticia de que habría una cena importante de negocios y que sería estupendo para mi conocer a otros empresarios exitosos que me pudiesen aconsejar, no dudé ni un segundo en brindarle una sonrisa a mi padre. Gracias a él soy todo lo que soy.

Pero a comparación de eso, todo me había salido mal el día de hoy. A mi auto se le había pinchado una llanta, había llegado tarde a la universidad porque me había quedado dormido, y cuando fui a comprar mi traje para la fiesta que habría hoy en la noche casi que no encuentro uno de acuerdo a mi talla. Por suerte, mi padre me había dicho que se podría llevar algún invitado y en aquel segundo no dudé en invitar a mi mejor amigo, Landon Simmos.

Compañero de instituto y mejor amigo de la infancia, el muy imbécil jamás me había dejado solo, siempre había estado para mí en los peores momentos y, aunque a veces solía ser algo irritable e insoportable, lo quería como si fuese mi propio hermano.

—Hey, tio. —Landon tomó mi corbata y se acercó a mí. —No quería hacer esto, pero ya se está haciendo tarde y ya nos tenemos que ir. —Comenzó a colocarme la corbata y en aquel momento me sentí muy extraño al tenerlo tan cerca de mí.

—Que sea la última vez. —Me alejé al instante y me observé por última vez al espejo.

—Tu madre siempre era la que te acomodaba las corbatas. Deberías volver a hablarle si no quieres que sea yo el que te ayude.

Landon soltó unas carcajadas en modo de burla, pero yo no le vi el chiste a su comentario.

—ESA mujer no merece nada de mi parte.

Tan solo me observó y negó con la cabeza, simplemente lo ignoré y me encaminé hacia el estacionamiento con Landon siguiéndome los pasos. Mientras daba reversa a mi camioneta, pude diferencia un auto color rojo salir de la casa del lado, al instante, sus ojos cafés se comenzaron a hacer presentes en mi mente, sentí una corriente extraña por todo el cuerpo. Me obligué a mí mismo a sacudir mi cabeza para eliminar aquella imagen.

Ya sacando aquellos pensamientos, me encaminé hacia el lugar donde mi padre me había indicado que era la cena, por lo que tenía entendido, se encontraba lejos de la ciudad en un lugar apartado, por lo que tomaría más de una hora llegar, aunque no tenía prisa, pues estábamos a buen tiempo y no había mucho tráfico. Debo confesar que, yo amaba este tipo de fiestas, siempre pasaba algo interesante, lo digo porque siempre que había estado invitado, terminaba con más información sobre empresas en mi cerebro, probaba los mejores tragos, o me ligaba a una chica buena que estuviese en la fiesta. Esa era también la razón por la cual Landon me acompañaba siempre, pues aunque las fiestas para él siempre fueran aburridas y no de su interés, siempre me acompañaba solo por encontrar alguna chica con la que se pudiese acostar.

Yo, por mi parte, pensaba hacer alguna excepción con esta fiesta, pues pensaba comportarme formal y no como un adolecente, pues a pesar de mis veintidós años, la gente solía verme como un adolescente rebelde, yo pensaba borrar esa imagen, pues pronto me convertiría en un empresario importante. Además, no pensaba distraerme con cosas inservibles, pensaba concentrarme y evitar las mujeres, solo por un tiempo claro está, pues debo confesar que yo era un total adicto al sexo. Pero, ¡Bah! ¿Acaso quien no lo era? Tener sexo era maravilloso, pero estaba cansado de tener que estar detrás de una mujer diferente cada vez, esperaba que este año fuese diferente, esperaba encontrar el amor, y sé que suena algo ridículo, pero no quería más prostitutas y ligues de una noche. Simplemente desearía encontrar una mujer sencilla, autónoma, con carácter, humildad y que le guste follar.

Del Egoísmo Al Amor I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora