Capítulo 26

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Andrew

Podía sentir toda la adrenalina recorrer todo mi cuerpo. Estaba fuera de mi mismo, mi cuerpo mandaba sobre mi mente. Estaba a punto de explotar, joder.

Me sobresalté al escuchar un fuerte latido que me hizo girar la cabeza. Allí, a tan solo unos metros de mí, se encontraba un pequeño cachorro.

Este era color rubio oscuro y era pequeño, bastante pequeño. Eso no fue lo que más me llamó la atención, pues había un sujeto mirándonos de manera perturbante.

Me pregunté en si aquel hombre llevaría mucho antes observándonos o si acababa de llegar.

-¡Oh mi Dios! -Expresó Alyssa levantando su camiseta del suelo. Yo intenté cubrirla para que ese hombre no pudiese verle mientras volvía a vestirse de nuevo. -¿Acaso me está siguiendo? -Expresó Alyssa enfadada mientras yo optaba por detallar al hombre.

-¿Le conoces? -Le pregunté confundido.

El hombre llevaba una vestimenta terrible. Aquellos harapos le daban un aspecto perturbador, algo en mi pareció incendiarse y el enojo comenzó a hacerse presente en aquel momento.

- ¿Te gusta lo que ves pedazo de mierda? -Le dije mientras me acercaba dispuesto a golpearlo.

El hombre no retrocedió, es más, se quedó allí y levantó su mentón. De esa manera me di cuenta de que no estaba intimando al hombre y, por muy raro que pueda parecer, el hombre tampoco parecía mala persona.

Apenas vi sus ojos a través de la tenue luz de la luna me di cuenta de que el viejo no era ningún pervertido.

-Lamento interrumpirlos. -El hombre me rodeó y siguió caminando. -Aquí duermo, pero iré a otro lugar si es necesario.

Alyssa lo observó con cinismo y me di cuenta de que estaba a punto de decir algo completamente descabellado y maleducado.

-Ya lo jodiste todo, anciano.

Tomé mi camisa de la arena y me dispuse a vestirme. Joder, sentí como si me hubiesen dado un balde de agua fría, Alyssa me tenía completamente loco, eso era cierto pero, tenía que ser sincero, cada que recordaba su manera de ser con las demás personas sentía y me daba cuenta que el estar con ella era una simple y estúpida idea.

El hombre indigente parecía tener mucha más educación que Alyssa.

Aquello me había molestado bastante. La culpa no era de aquel hombre que por accidente nos había encontrado casi desnudos, la culpa era de nosotros por estar en aquel lugar y en aquellas horas.

Me puse la camiseta y caminé hacia aquel hombre que ya se encontraba a muchos metros lejos de mí. Eso hasta que sentí un suave pero firme agarre.

Observé a Alyssa con el ceño fruncido y me solté de su agarre bruscamente.

- ¿A dónde crees que vas?
-Dijo ella de manera molesta.

-Voy a pedirle una disculpa al hombre, algo que tú también deberías hacer.

- ¿Yo? -Alyssa soltó unas sonoras carcajadas- ¿Por qué debería yo pedirle una disculpa a ese sucio viejito pervertido?

Respiré profundo y me di la vuelta, caminé rápidamente hasta que estuve justo al lado del hombre.

-Señor, podría escucharme un momento... -El hombre paró y me observó confundido pero con mucha atención.

-Debo disculparme con usted señor...

-Mi nombre es Alfred, joven.

-Señor Alfred. -Corregí y continúe con mis palabras. -Quería disculparme con usted por querer golpearlo, no fue mi intención.

Del Egoísmo Al Amor I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora