Capítulo 29

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Alyssa

Dos meses después...

Llevaba conduciendo más de una hora, las calles estaban inundadas, la llovizna cada vez se hacía más fuerte, y yo ya estaba por darme por vencida. Llevaba buscando a aquel mendigo desde hace días y era como si se lo hubiese tragado la tierra. Conducía con precaución e intentaba manejar lento ya que no podía ver casi nada. Estaban por ser la cinco de la tarde y tenía que ir a casa de Andrew ya que en los últimos días no habíamos tenido la oportunidad de pasar mucho tiempo juntos.

Sentí mi móvil vibrar y contesté. Andrew habló desde el otro lado de la línea

— ¿Vas a venir o no? —Le escuché decir con enojo. — Quiero verte.

—Lo lamento, cariño. —Dije mientras rodaba los ojos. —Temo que hoy tampoco lo encontraré, así que voy enseguida. No te desesperes, si iré.

—No estoy desesperado Beckham. —Dijo desesperado, aunque él no se diese cuenta. —Solo que no me gusta que estés sola, ya está por anochecer.

—Voy en seguida, tengo algo para ti. —Dije emocionada.

Nos despedimos y yo seguí mi camino. Luego del infierno que viví, la vida me había cambiado por completo. Podría decir que las cosas marchaban de manera normal y, hasta mejor. Casi no hablaba con mis padres ya que ellos permanecían ocupados con sus negocios mientras yo por mi parte, estaba muy centrada en el instituto y las practicas. También estaba asistiendo al psicólogo que también me había sido de mucha ayuda, y mis ratos libres los pasaba junto con Andrew.

Luego de darle muchas vueltas al asunto, por fin nos habíamos hecho novios. Pero aquella relación era desconocida para nuestros padres, aunque los suyos ya sospechaban, los míos ni se lo imaginaban. En el fondo me daba miedo que mis padres se enterasen e hicieran algo para no permitirlo, pero por el otro lado quería dejar de esconderme, quería demostrarle a mis padres que era lo suficientemente madura como para mantener una relación con un hombre mayor y, sobre todo, con un colega.

Aunque no todo era color de rosa, pues Andrew y yo discutíamos por todo y, a la vez, por nada. Pero Andrew había estado ahí para mí en toda mi recuperación. Me había acompañado al psicólogo, me llevaba a fiestas privadas y no tan alocadas, y me hacia reír. La verdadera versión que estaba conociendo de Andrew me gustaba cada día más.

Entre la lluvia y los truenos, Salí de mis pensamientos y pude ver algo que llamó mi atención. Cuando aclaré mi vista me di cuenta de que si, era aquel hombre y, juro que en aquel momento, una alegría inexplicable me invadió por completo.

Allí lo pude ver, se encontraba con la misma ropa de siempre y también llevaba un par de costales en la mano mientras esperaba, lo que yo supongo, que pasase la lluvia. Aparqué el auto justo en frente suyo y bajé el vidrio del copiloto.

— ¡Hey, señor! —Dije llamando su atención. —Venga conmigo. —Le abrí la puerta.

Él me observó con desconfianza y se acercó tímidamente.

—Pero...Le voy a mojar el auto.

—No tiene que preocuparse por eso. —Dije sonriéndole. —Venga, suba. Déjeme invitarle un café.

El hombre subió a mi auto y no se atrevió a mirarme ni un solo momento. Yo, por mi parte, avancé unas cuantas cuadras de más hasta que encontré una pequeña cafetería. La lluvia se estaba intensificando cada vez más, y consideré que era la oportunidad para hablar con el hombre que, prácticamente había salvado mi vida, además estaba muy peligroso para manejar.

Aparqué el auto y ambos bajamos, la gente nos observó de manera extraña pero no los culpaba, pues mi antigua yo definitivamente no hubiera tolerado que un hombre con esas fachas entrara a un lugar público como ese. Y hablo de mi antigua yo porque después de mi tragedia y gracias a Andrew estaba aprendiendo sobre otros aspectos de la vida que no conocía. Cosas simples como: Un gracias, un hasta luego, una sonrisa de agradecimiento. Cosas pequeñas que estaban haciendo de mí una buena persona.

Del Egoísmo Al Amor I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora