Alyssa
Me sonreí a mí misma, si, este es sin duda el indicado. Observé mi cuerpo, había notado que mis pechos habían crecido un poco al igual que mis nalgas, sin duda alguna...Los dieciocho ya se estaban comenzando a notar. El vestido rojo de tirantes se adhería perfectamente a mi cuerpo, aunque estaba un poco más arriba de la rodilla eso no evitaba que el vestido se viese muy elegante y, a la vez, casual.
Ya podía imaginarme en mi fiesta de cumpleaños luciéndolo mientras bailaba con Andrew. Estaba emocionada porque llegase ese día.
Salí del vestidor y observé con una gran sonrisa a mi madre quien había levantado la vista de su celular para escudriñarme con la mirada.
—¡Te queda precioso, hija! —Mencionó feliz mientras se levantaba de su asiento. —Es como si estuviese hecho especialmente para ti.
—Ah que si mamá. —Dije distraídamente mientras me volvía a mirar al espejo. —Lo mismo pensé.
El teléfono de mi madre comenzó a sonar, me hizo una seña con su dedo para indicar que la esperase mientras contestaba.
—Es la decoradora. —Dijo bajito. —Te espero afuera. —Asentí con la cabeza.
Volví al vestidor para quitarme el vestido, lo tomé con tanta delicadeza, nunca me había gustado un vestido tanto como aquel. Al salir pagué la prenda y mientras salía pude ver a mi madre quien aún no había colgado el teléfono. Me sentí un poco mal al ver que ni siquiera podía sacar un espacio para estar conmigo, pero no la culpaba, quien estaba llamando era mi decoradora, debió de haber surgido un problema con la decoración. Solo esperaba que todo estuviese listo para la fiesta que sería ya en dos días.
Esperé unos largos minutos a que mi madre colgase y, mientras esperaba, decidí tomar mi teléfono. Había un mensaje de Andrew.
<<Ya tengo tu regalo>>
Junto con el mensaje había una foto con una pequeña caja envuelta en un bonito moño de color dorado. Sonreí felizmente. Fue entonces cuando me pude dar cuenta de que jamás le había regalado algo a Andrew, ni siquiera en su cumpleaños.
—Hija tenemos que irnos. —Mencionó mi madre haciendo que saliera de mis pensamientos. —No han encontrado la tela que escogiste, tendrás que tomar una diferente.
—¿Podrías arreglar eso por mí? —Hice una cara suplicante. —Me quedaré a hacer un par de compras más.
—De acuerdo. —Acarició mi cabello. —No tardes, te necesitamos en casa.
Me despedí de mi madre y comencé a recorrer el centro comercial en busca de un buen regalo. Fue entonces cuando vi al otro lado una joyería, en ese entonces en mi cabeza pareció alumbrar un bombillo, pues ya había encontrado una idea.
Entré a la joyería y comencé a observar las joyas, sin duda alguna regresaría de nuevo para comprar algo de mi gusto. En eso, un hombre con traje elegante se acercó a mí.
—¿Podemos ayudarle en algo, señorita?
—Estoy buscando un par de joyas originales, diferentes. —Comencé a decir. —Quiero compartir algo con mi novio.
—Desea un collar conjunto. —Lo observé sin comprender. —Un collar que se puede unir. Venga conmigo.
El hombre me llevó a un pequeño mostrador. Mis ojos repasaron cada una de las pequeñas y delicadas cadenas, pero, una en especial fue la que llamó mi atención. Era un circulo partido en la mitad, un circulo vacío.
—¿Por qué ese no tiene alguna calcomanía o figura como los otros? —Dije mientras no podía parar de mirar el collar.
—El significado se lo puede dar usted. Nosotros podemos enmarcarla de la manera en la que usted desee, puede ser una imagen, una letra...Lo que sea de su preferencia. Si desea llevarlo no tardaremos más de cinco minutos en enmarcarlo.
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Del Egoísmo Al Amor I ©
Teen Fiction¿Era simple deseo carnal o aquello que sentía iba más allá de lo que yo podría llegar a imaginar? Mi identidad, mi respetuosa imagen y, sobre todo, mi elegancia me había caracterizado y me habían llevado por el camino más prestigioso del mundo de lo...