Over again [H.S]

Capítulo 21: Quiero repetirlo.

Harry.

Entreabrí mis ojos a la vez que sentía una punzada en mi cabeza. Hice una mueca y llevé mi mano a la frente, tratando de disipar el dolor que provenía de ahí. Busqué a Leah con la mirada, pero no la encontré; ella ya se había levantado, y al parecer hacía mucho rato.

Observé el techo por un largo rato para luego observar el cuarto de ella. No era grande, pero era lo bastante acogedor para estar ahí. Me levanté de la cama sintiendo mi boca seca y amarga, teniendo la necesidad de beber un poco de agua. 

Coloqué mis zapatos y caminé hasta la puerta abriéndola. Asomé mi cabeza por el umbral y miré el corredor vacío. Se escuchaba ruido en el primer piso, así que supuse que ella debía de estar abajo. Pero antes de aparecer, me encaminé al baño, recordando que había estado ahí esa noche mientras Leah cepillaba sus dientes. 

Miré mi rostro en el espejo y moví mi cabeza al ver lo fatal que me veía en ese momento. 

Al igual que beber agua, sentía que necesitaba una ducha con urgencia, además de tratar de dormir un poco más. La resaca me estaba matando y se estaba haciendo notar con aquel dolor punzante en mi cabeza. 

—Genial Harry, te ves fatal —me dije.

Lavé mi rostro con abundante agua, pasando la mano por mi cabello y dejando pasta de diente en uno de mis dedos para tratar de sacar el sabor amargo de mi boca. Al lograrlo, sequé mi cara y me volví a observar satisfecho. 

Terminé de hacer mis necesidades y salí dirigiéndome hacia las escaleras. Y al sostenerme del barandal, el recuerdo de un beso en uno de esos escalones llegó a mí. Leah y yo nos habíamos besado y, si no hubiera sido por la interrupción, quizá hubiéramos llegado a más. 

También recordaba haberle dicho que no me arrepentía y, era verdad, no lo hacía. Pero... debía hablar con ella. Aún estaba tratando de superar una relación, y no era correcto hacerle creer a Leah que lo había hecho con una intención de ayudarme a olvidar. 

—¿Qué haces ahí? 

Leah se encontraba en los pies de las escaleras, observándome con curiosidad.

—Solo contemplaba la vista —reí. 

Cruzó sus brazos sobre su pecho y sonrió. 

—¿Qué tal esa resaca? 

—No creo que sea peor que la tuya —fastidié.

Terminé de bajar los escalones, quedándome de pie frente a ella mientras miraba sus ojos. La examiné con la vista, dándome cuenta que se había dado una ducha, pero que aún así reflejaba cansancio. 

—Creo que necesitas dormir un poco más... 

Acerqué mi mano a su nariz y la pellizque levemente a la vez que lograba que arrugara su nariz de manera graciosa. Leah soltó una risita y me miró con cariño antes de soltar un suspiro.