Capítulo 33: Distancia.

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Leah

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Leah.

Describir como me sentía, era quedar corta de palabras. Había sido una completa tonta al creer e imaginar que Harry podría sentir algo más por mí.

Siempre había tenido la esperanza de que él se enamorara, pero al parecer... no había sido lo suficientemente buena para él. 

Quizá la decepción en este momento era más grande del cariño que sentía por él.

Aunque... ¿quién era yo para juzgarlo?

Solo había sido una chica más pasando por su vida; viviendo la experiencia.

Harry dijo que lo esperara en el hotel, pero... no podía. Tenía miedo de volver a caer, de volver a sus brazos y de seguir humillándome. Él no sabía lo que quería en ese momento, así que debía dejar que pensara con mejor claridad las cosas y, lo mejor, era alejarme de ahí; si yo seguía a su lado, él jamás aclararía sus sentimientos.

Entonces, luego de llegar al hotel, lloré. Sí, lloré como muchas veces lo había hecho, pero por una situación distinta.

Arreglé mis cosas entre lágrimas y sorbidas de nariz. Miré la habitación en caso de que se quedara algo y salí de ahí sin detenerme. Cuando estaba en el avión, apagué el móvil y cerré mis ojos tratando de dormir y hacer mi viaje más ligero. Aunque, en vez de relajar mi cuerpo, terminé más debatida que antes, ya que solo había logrado soñar con él y aquella muchacha.

Una vez que estuve en Inglaterra, fingí estar bien. No quería preguntas por parte de mi abuela o Arthur, era lo que menos deseaba en ese momento, sobre todo por parte de mi hermano.

Dejé mi maleta a un costado de mi cama, lancé el celular aún apagado sobre la cama y me senté en ella mientras analizaba todo (siete horas de viaje no habían bastado para seguir pensando).

Quizá debería haber sabido de antes que Harry en cualquier momento podría haber roto una parte de mí, pero me había cegado por completo al estar enamorada de él. Al escuchar su nueva canción del álbum, me hizo pensar un poco más, sin embargo, nuevamente había creído que tan solo era una etapa que ya debía de estar superando. Era una tonta, una tonta con letras mayúsculas.

Miré el móvil con dudas, debatiéndome internamente si es que era correcto encenderlo o no.

Quité mis zapatos y tomé el celular entre mis manos. ¡Estaba jodidamente nerviosa!, ya que me había marchado sin dejar señal en el hotel.

Al encenderlo, este comenzó a vibrar sin parar.

Cada mensaje era de él, del castaño de ojos verdes del cual no me podía quitar de la cabeza.

Over again [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora