Epílogo

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—¡Trata a la gente con amabilidad maldito idiota! —gritó Oliver, sacando su cabeza por la ventana del carro para sacarle el dedo en medio a otro automovilista—

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—¡Trata a la gente con amabilidad maldito idiota! —gritó Oliver, sacando su cabeza por la ventana del carro para sacarle el dedo en medio a otro automovilista—. ¡No me insultes hijo de-

El tipo que iba a un lado de mi carro solo devolvió el gesto y aceleró su vehículo, dejándome con una vena sobre saliendo de mi cabeza. Miré a Oliver con mi ceño fruncido y moví mi cabeza de manera reprobatoria.

—¿Qué carajo hacías? —pregunté.

Él posó sus manos sobre el volante sin observarme.

—Fue un idiota —murmuró—. ¡Casi nos choca!

Froté el puente de mi nariz con impaciencia, esperando a tranquilizarme un poco para no regañarle. Oliver a veces me hacía tener dolores de cabeza por esa actitud, pero agradecía que solo fueran algunas veces. Él estaba en aquel periodo de adolescencia junto con rebeldía y habían ocaciones que no sabía como sobrellevarlo.

—Tranquilízate papá, no tuve la culpa.

Dejé mi nuca reposar en el respaldo del asiento e indiqué que continuara el camino por la carretera.

—Sigamos...

—¿Lo estoy haciendo bien, no? —interrogó mientras avanzaba con el vehículo—. No soy tan malo manejando, creo que lo hago mucho mejor que mamá —bromeó.

Reí.

—Si tu mamá te escucha —murmuré—. ¿Y qué es eso de tratar a la gente con amabilidad mientras insultas? —enarqué una ceja cuando lo miré.

Hincó sus hombros aún conduciendo.

—Tú me lo enseñaste.

Suspiré.

—Creo que ya vi los periódicos de mañana —digo a la vez que me imagino el titular—. ''El hijo de Harry Styles insulta a los conductores'' —imité una voz de periodista.

—Eres un exagerado.

Oliver posó una mano en mi hombro, apretándolo con suavidad, como si ya fuera un conductor experimentado y no necesitara ambas manos sobre el volante. Le di una mirada reprobatoria cuando el carro se desvió hacia el otro carril por unos segundos.

—No te preocupes papá, todo está en orden —ríe nervioso.

—¿De verdad?

—Tendré mi licencia en menos de lo que canta un gallo.

Solté una risa mientras abría la ventana de mi puerta y echaba un vistazo por el retrovisor, verificando si habían más vehículos detrás de nosotros, pero para mi alivio, no era así. Íbamos completamente solos en aquella curva.

—¿Puedo preguntarte algo papá?

Oliver me observó de reojo.

—Detente ahí —indiqué con mi dedo. Justo donde estaba la vía libre para los vehículos—. Con suavidad —advertí con mi mirada.

Over again [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora