Harry.
Mi madre creía que no lo necesitaba, pero realmente quería hacerlo. Trabajar era una palabra grande al igual que el hecho, he ahí su miedo de que lo hiciera.
Hace unas semanas atrás, había convencido a una de las señoras de la panadería para que me dejara trabajar en ese lugar, y ella aceptó con una sonrisa encantadora. Además, era comprador frecuente de W. Mandeville; sabía perfectamente lo que vendían y sus precios. Me consideraba una persona capaz lograrlo.
Hoy era mi primer día y la verdad es que me sentía más nervioso de lo que hubiera creído estar. Cuando ingresé a la panadería, ellas me recibieron con sus brazos abiertos y grandes halagos por mi cabello y ojos verdes. Digamos que era el único niño que trabajaba ahí, ya que ni siquiera tenía la mayoría de edad.
—¿Cómo te sientes en tu primer día?
—Va todo bien —sonreí—. Me gusta, creo que me puedo acostumbrar rápido a esto —aseguré mientras guardaba unos panecillos en uno de los cajones especiales para esto.
—Me gusta escuchar eso Harry.
—¿Dónde está señora Lucía? —pregunté curioso.
—Dijo que llegaría un poco más tarde, estaba cansada. Ayer trabajó el doble —explicó a la vez que caminaba hasta una de las puertas traseras—. Iré a buscar los demás pastelitos para colocar en la vitrina.
Me adelanté hasta ella e indiqué que yo lo haría.
Ahí, donde hacían los panecillos y pasteles, me quedé curioseando y conversando con uno de los trabajadores. Creo que incluso me distraje, ya que pronto vi a la señora Lucia llamarme desde la puerta. Tragué saliva nervioso, pensando que quizá había hecho algo mal, pero en cuanto llegué hasta ella, me sonrió dejando un beso en mi mejilla.
Le di un abrazo corto al notar su cariño y me alejé de ella sonriendo a la vez que notaba otra presencia más en el lugar.
Inevitablemente mis ojos cayeron a sus pies, pero subí rápidamente la mirada hasta su rostro. Ella iba en pijama y, al parecer, no le importaba. Esa clase de cosas eran las que me gustaba de las chicas, que no le interesa demasiado en impresionar a la gente.
—Oh, cariño, ella es Leah —me dijo la señora Lucia.
Aquella chica apartó la vista mirando hacia los pastelillos, pero aún así decidí presentarme.
—Hola, soy Harry...
Volvió a observarme sin demasiada emoción.
¿No le habré caído bien?, fue lo primero que pasó por mi cabeza.
—Hola Harry —saludó.
Luego de eso, Leah indicó con su dedo lo que deseaba llevar de ahí. Asentí con una sonrisa y envolví aquellos pastelitos para entregárselos. Cuando lo hice, la observé con más atención de lo debido, pensando que era linda y que había llamado mi atención sin querer.
—Gracias —murmuró al sostener la bolsa.
Sonreí.
—No hay de qué, Leah... —pronuncié su nombre por primera vez, pensando que quizá esa no sería la última vez que nos veríamos.
Ella se alejó mirando sobre su hombro mientras se despedía y, al salir, la señora Lucía me miró con diversión a la vez que cruzaba sus brazos.
—Ustedes dos...
—¿Nosotros? —no entendía a lo que se refería.
—Se gustaron.
Solté una risa moviendo la cabeza.
—No, solo es linda —hinqué mis hombros—. Además, tengo novia.
Lucía apretó mi hombro con suavidad y se alejó hasta donde estaban los demás. Me dio una mirada y pronto volvió hablar para hacerme reír nuevamente.
—Terminarán juntos —dijo.
NOTA:
AAAHHH LES TRAJE UN EXTRA BIEN CORTITO SAHFAHDGF
DISFRUTENLO
BAI
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Over again [H.S]
FanfictionCada coincidencia es un mensaje, una pista sobre un aspecto particular de nuestras vidas que requiere atención. Y Leah... debió prestar más atención. *Fueron amigos en su adolescencia pero el destino los separó, llevándolos por caminos distintos e i...