Capítulo 1: Holmes Chapel.

2K 125 75
                                    

Un día me dije que nunca dejaría que alguien me rompiera el corazón, pero sabía que estaba equivocada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un día me dije que nunca dejaría que alguien me rompiera el corazón, pero sabía que estaba equivocada. Quizá lo había dicho para sentirme fuerte y evitar problemas, o tan solo para creer que era alguien diferente a las demás; cosa que no era cierta.

Muchas veces traté de creer también que había alguien destinado para mí, que quizá tendría ese amor que muchas veces soñé y leí en libros, pero no... había soñado demasiado, y a causa de eso, me sentía más rota de lo normal.

Soñar en grande duele, sí, duele y es jodido.

Lo único que había logrado ganar de todo esto, era un amor platónico... y que por cierto, estaba muy lejos. Mentiría si dijera que no había tenido novios, porque sí los había tenido, pero había cometido un error; en cada uno de ellos buscaba algo que jamás encontraría. Y eso era, un chico de ojos verdes con agradable personalidad.

¿Cuánto tiempo tendría que esperar para olvidarme de él?

No lo sabía, pero algo que sí sabía, era que jamás olvidaría aquellos momentos. Y como siempre sucedía, volví a perderme entre mis recuerdos; el día en que lo conocí.


Octubre, año 2009.
     Holmes Chapel.

Froté mi ojo soñolienta mientras caminaba, miré hacia ambos lados antes de cruzar la calle y continúe con pasos perezosos hasta aquel lugar. La mañana estaba demasiado fría, podía sentir mis manos congelarse dentro de los bolsillos de mi abrigo. Ahora era cuando estaba odiando salir en pijama, podría haberme colocado algo más abrigador antes de salir; al menos mis pantuflas en forma de botas me ayudaban a disipar el frío en mis pies.

Cada sábado, mamá me mandaba a comprar algo para el desayuno, ya sea pan o algún pastelito hecho en esa panadería. Sí, era frustrante, ya que no me dejaba dormir o descansar más de las ocho de la mañana.

—Cariño —escuché desde lejos.

Me detuve en seco y giré mi cabeza para observar a la única persona que me llamaba desde a una cierta distancia.

—Hola —sonreí esperándola—. ¿cómo está?

Ella apresuró su paso mientras sujetaba la correa de su bolso.

—Bien ¿qué hay de ti? —preguntó cuando llegó a mi lado—. ¿tu madre cómo está?

La señora Lucía, era una mujer agradable, nos conocíamos hacía bastante tiempo. Trabajaba en la panadería, y casi siempre, me regalaba chocolatinas cuando iba a comprar. Era una de esas personas a las cuales podrías confiar tus más grandes secretos, y darte los mejores consejos de la vida; la consideraba como una abuela sabia.

—Está en casa, ya sabe... —hinqué mis hombros—. nuevamente fui designada para ir a comprar —solté una risilla leve mientras volvíamos a retomar el paso.

Sonrió al escucharme y movió su cabeza divertida.

—¿Y usted? —pregunté.

Me parecía curioso que ella no estuviera en el lugar trabajando tan temprano.

—Estoy bien, muy bien —volvió a sonreír—. hay una nueva persona trabajando, así que decidí darme un pequeño descanso hoy —canturreó.

—Creí que no necesitaban a nadie...

—Mira, ya llegamos —apuntó con su mano.

W. Mandeville, el nombre de la panadería se podía presenciar desde a dos cuadras de ahí, pero no me había dado cuenta que habíamos llegado ya. Ella ingresó sujetando la puerta, se hizo a un lado y me indicó que entrara moviendo su cabeza levemente.

—Lucía, ya llegaste —dijo una de sus compañeras—. creí que llegarías más tarde.

—No tenía mucho que hacer en casa, creo que me divierto más aquí.

Ambas soltaron una risa.

—¿Dónde está el chico?

Esperen... dijo ¿chico?, había creído que sería una mujer.

De pronto escuché un par de risas desde el interior, en donde almacenaban y hacían el pan. Lucía caminó hasta el lugar y miró hacia dentro, dejó su bolso y sacó un delantal que utilizaban para trabajar. Llamó al chico con su dedo y sonrió cuando llegó a ella, dejando un beso en su mejilla.

Ahogué la respiración al verlo.

Él era todo lo que no había en mi instituto, el chico era castaño y con su cabello rizado. Tenía una hermosa sonrisa en donde podía notar unos hoyuelos reflejarse en ambas mejillas, aunque en una era más notoria que la otra. Aquel muchacho le dio un abrazo a Lucía y pronto se separó a percibir mi presencia.

Jodida... mierda.

¿Cómo se respiraba? ¿alguien podía enseñarme de nuevo?

De pronto él bajó su mirada hasta mis pies, subiendo con rapidez sus ojos hasta mi rostro; un escaneo rápido de mi vestimenta. En ese momento caí en cuenta de un detalle... yo estaba en pijama, un jodido pijama rosado con lunares blancos, además de mis pantuflas. ¡Y tampoco me había peinado!

Carajo Leah, por eso ningún chico te toma en cuenta.

—Oh, cariño, ella es Leah —me presentó Lucía.

Me sonrojé, traté de apartar mi vista disimuladamente hacia la vitrina en donde podía ver a la perfección los pastelitos que habían a la venta.

—Hola —saludó con su voz ronca—. soy Harry —me dijo desde el otro lado de la vitrina.

—Hola Harry —respondí pareciendo normal.

Aunque por dentro estaba chillando, gritando y avergonzándome por como estaba vestida. Quería escapar luego de ahí, no estaba acostumbrada a este tipo de situaciones. Pero de la mejor manera, indiqué por lo que venía, evitando volver a sonrojarme.

Harry asintió con una dulce sonrisa, la más encantadora que pudiera haber visto desde que vivía en aquel pueblito de Holmes Chapel. Y cuando me dio mi pedido, él me observó con atención. En aquel instante pude apreciar sus ojos verdosos; brillantes y alegres. 

—Gracias —logré decir apenas.

Sus hoyuelos volvieron a relucir.

—No hay de que, Leah.

Al pronunciar mi nombre, pude sentir mi piel ponerse de gallina. Definitivamente ya no rechistaría para ir a comprar los sábados, eso sí, ya no iría en pijama y despeinada.


__________

Nota:

Primer capítulo ❤️🤧 quiero aclarar que los capítulos serán más o menos cortos, pero trataré de hacerlos lo más interesantes 😌

All the love chiquis x

Over again [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora