Over again [H.S]

Capítulo 11: ¿Casualidad?

Antes de este capítulo, subí dos más, por si no les apareció antes.

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Leah.

17 de Noviembre 2018.

And I've been praying
Ever since New York...

Pausé la música que sonaba desde mi móvil mientras sacaba los auriculares de mis orejas, dejándolos caer sobre mi regazo a la vez que miraba por la ventanilla del autobús. Harry Styles había estado sonando desde que subí a la locomoción para marchar a mi hogar, era un mal hábito que había tomado desde que él se había hecho solista.

Golpeé mi cabeza suavemente contra el cristal y solté un suspiro frustrado.

Quizá podrían pasar años, pero él seguiría estando ahí, dentro de mi mente y corazón. Harry, sin querer, había hecho que me enamorase secretamente de él. Lo peor... es que él jamás se enteraría de lo que sentía.

¿Un amor platónico?, sí, lo había sido desde que lo vi aquella vez en W. Mandeville; la panadería más famosa de Holmes Chapel.

Y para volver ahí, sabía que pasaría mucho tiempo más. Desde que papá nos abandonó, tuve que hacerme cargo junto con Arthur. La vida nos había golpeado con dureza a ambos, dejándonos sin mamá y sin un papá que se preocupara completamente de nosotros.

Así es, papá nos dejó. Él tenía a otra persona, a alguien más en su vida y de la cual se había enamorado cuando aún estaba con mamá; una enfermera. Ambos trabajaban en el mismo lugar, e ahí la razón del porqué nunca se mostró afectado con la muerte de quien era su esposa.

La abuela se había sentido afectada, pero muy luego nos confesó que jamás le había hecho gracia que mamá se casara con él.

De todos modos, Arthur y yo, estábamos tratando de hacer las cosas mejor. Habíamos conseguido trabajos; él como barman y yo como mesera de un restaurante modesto.

Mi vida había seguido "normal", si es que le podía decir de esa manera. Conocí nuevas personas y nuevos amigos, los cuales, eran muy divertidos. Aunque no siempre salía con ellos, hacía lo posible por no cortar con su amistad, ya que era lo único que lograba distraerme por el momento.

La vida era tan estúpidamente corta, que no necesitaba hundirme. Había aprendido a ser fuerte y mirar hacia adelante cuando las cosas iban mal. Debía de serlo ¿por qué si no, quién más iba a serlo por mí?