Capítulo 23: Una Leah para llevar.

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Leah

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Leah. 

—Lamento si mi madre te incomodó —habló Harry cuando apagó el motor afuera de mi casa; al parecer no pensaba marchar de inmediato, ya que se había acomodado para observarme mejor.

Negué de inmediato. 

—Para nada, Anne es muy amorosa. 

Sonrió. 

—A ella le agradas. Y... ha todo el mundo le caes bien —dijo mientras ladeaba un poco su cabeza para observar por mi ventana—. creo que te están esperando... —ríe levemente. 

Observé por donde él tenía su vista fija y volteé mis ojos al darme cuenta que el rostro de mi abuela se veía reflejado entre las cortinas blancas. Ya era de noche, por lo cual, las luces de la casa estaban encendidas y, se podía ver con claridad cuando alguien miraba a través de los ventanales. 

Moví mi cabeza volviendo a ver a Harry.

—Ella siempre es así —reí. 

—¿Aceptó ir a la cena de navidad? 

Asentí entusiasta. 

—Ella también está emocionada, dijo que haría un postre para llevar. 

Harry soltó una risita antes de hablar. 

—No es necesario, pero confieso que deseo comer de ese postre —dijo para luego mirarme con diversión—. aunque también me gusta el postre que tengo frente a mí —lanzó. 

Entrecerré mis ojos mirándolo al oír sus palabras. 

Normalmente me hubiera sonrojado, pero después de lo sucedido en su casa, creo que todo tipo de vergüenza se había marchado de mí. Harry se estaba comportando más cariñoso y coqueto de lo que era. 

—¿Un postre? 

—¿No se puede? 

Reí—. este día ha sido extraño. 

—¿Lo crees? —preguntó apoyando su espalda en la puerta, notando como una de sus piernas se doblaba sobre el asiento para estar más cómodo. 

—Sí... bueno —hice una mueca—. Arthur aún debe estar en su cuarto encerrado. Luego sucedió lo de Alicia... —lo miré—. y... después en tu casa, ya sabes...

Suspiró pesadamente, chocando su nuca contra el vidrio trasero. 

—Lamento lo de Arthur —habló con arrepentimiento—. ya sabes que nunca podría meterme en una relación —apretó sus labios—. pero al parecer lo hice. 

—No... está bien, no es tu culpa y lo entiendo. 

—Oye ¿quién te envió esa foto de esta tarde? 

Frunció su ceño. 

—¿Es necesario decirlo?

—No he visto fotografías en las redes, ni Jeff reclamando algo —dijo. 

Over again [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora