Over again [H.S]

Capítulo 36: ¿Me esperarás?

LEAN LA NOTA FINAL, POR FAVOR!!!

Leah.

Escuchaba a las personas correr a mi alrededor. Unas tocaban parte de mi cuerpo y otras hablaban, dando indicaciones u opinando sobre lo que había sucedido. Mi cuerpo se sentía pesado y no deseaba abrir aún mis ojos. Sin embargo, me vi en la obligación de abrirlos cuando percibí una luz en ellos.

Alguien me hablaba, pero no sabía con claridad quien era.

-¿Puedes oírme Leah?

-Mhm... -solo un quejido logré hacer.

Miré a la persona con mis ojos casi cerrados y dejé que me continuara examinando.

-Tienes suerte, lograste sobrevivir -comentó.

¿Sobrevivir? ¿a qué se refería?

-Hay personas que quieren verte. Has estado aquí por dos días...

-¿D-dos días?

Abrí mis ojos finalmente, viendo al médico de bata blanca. Este llevaba una carpeta bajo su brazo. Me observó con una sonrisa y asintió con su cabeza cuando una enfermera le dijo algo.

-Me alegra bastante que ya estés bien. Te sacaremos de este lugar para llevarte a otra sala. Ya no es necesario que estés en UCI.

Una de las enfermeras quitó la mascarilla que llevaba para colocar otra de bajo flujo; una naricera. Di un quejido cuando me acomodó la cabecera, luego de eso, tomó la carpeta del médico y la dejó a mis pies.

¿Qué iban hacer?

-¿Estás lista para salir de aquí?

La enfermera tan solo me guiñó uno de sus ojos y sonrió cuando dos personas más se acercaron a mí. Tomaron de la camilla por donde estaba mi cabeza y la movieron con cuidado, haciendo maniobras para sacarla de aquella sala.

Yo solo miraba a mi alrededor, buscando a alguien conocido que estuviera esperando ahí por mí, pero no había nadie.

-Están esperando abajo -habló la chica, como si hubiera adivinado mis pensamientos.

Me sentí aliviada.

-Él nunca se separó de tu lado -comenzó a decir-. Estaba afectado...

¿Eh?

Me hubiera gustado opinar algo, pero sentía mi boca seca, así que tenía pocos deseos de formular alguna palabra.

No comprendía a la perfección lo que sucedía, pero al parecer había estado al borde la muerte. Aún recordaba como aquel sujeto me había disparado; no había sentido la bala, pero luego de unos minutos... había logrado sentir todo.

¡Era verdad!, Harry había llegado también.

¿En dónde estaría?

La camilla se detuvo por unos segundos cuando entramos en el elevador y, luego de eso, volvimos a salir hacia un pasillo largo. Cuando creí que el camino era infinito, escuché las voces de unas personas conocidas para mí. Traté de alzar mi cabeza para observar, pero la punzada en mi abdomen no me dejó.