Prólogo.

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Lena Kieran Luthor había llegado a la casa de las flores con apenas 9 años: ella había sido robada desde frente los ojos de su padre a esa tierna edad y, mientras ella jugaba con un amiguito y sus muñecos de accion, alguien había cubierto sus ojos y su boca, la habían sacado por alguna parte en la que nadie se percató de su ausencia y se le había subido a una camioneta que no le permitía ver en absoluto hacia donde se dirigía.

Cuando la hicieron bajar se encontró con muchas chicas, algunas de veían grandes y otras se veían igual de pequeñas y asustadas que ella; una de las chicas se había acercado a preguntarle su nombre, pero ella no siquiera fue capaz de hablar, así que con una caricia completamente condescendiente en la cabeza la chica la había dejado en paz.

Una mujer había llegado a la misma habitación y había sonreído de manera amplia, incluso logrando darle algo de tranquilidad a Leña.

-Mis pequeñas florecillas.- Había dicho en tono ceremonial. - Bienvenidas a La casa de las flores.

Un lloriqueo se había escuchado desde el fondo de la habitación. - Quiero a mi papá.

- No mi vida, no llores. - Calmó de inmediato la mujer, y como si de una solución se tratase, ella tomó a la niña en brazos para llevarla hasta el frente nuevamente. - Esta hermosa niña será el Girasol de este hermoso ramillete, y desde ahora en adelante, ella no tendrá otro nombre más que Girasol, así como cada una de ustedes tendrá un nombre de flor.

Lena se sintió contrariada, a ella de verdad le gustaba su nombre, no entendí porque debía cambiarlo por algo tan aburrido como lo era una flor, de hecho a ella ni siquiera le gustaba las flores a execcion de unas las plumerias.

Lena se sintió contrariada, a ella de verdad le gustaba su nombre, no entendí porque debía cambiarlo por algo tan aburrido como lo era una flor, de hecho a ella ni siquiera le gustaba las flores a execcion de unas las plumerias

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-La vida que tenían olvide la, porque de ahora en adelante, ustedes son mis florecitas y de ahora en adelante, yo soy su hada madrina, conmigo nunca les faltara absolutamente nada.

- Continuó acariciando las mejillas sonrosadas de la pequeña que seguía llorando. - Pequeña pelirroja , ven para acá. - Tu serás Orquídea y compartirlas una habitación con nuestro pequeño Girasol; y tú mi pequeña pelinegra. - La señaló a ella misma. - Tu serás mi Rosa, la flor más hermosa del lugar.

Poco minutos después, ella sabía el verdadero nombre de sus compañeras, Imra y Alexandra, pero les gustaba que le dijera a la ultima Alex, las mismas chicas que 8 años después serían sus mejores amigas, las inseparables, y las últimas persona que vería cuando su vida completa comenzar a acabar en La subasta.

Kara Zor-El era la chica mimada de su familia, una de las dos mujeres de dos hermanos, o bueno, medio mujer a decir verdad, porque su otra hermana era igual que ella.

La pequeña Zor-El tenía una extraña condición que puso órganos sexuales masculinos en vez de femeninos en su cuerpo, o por lo menos en la parte inferior de su cuerpo; eso había consigo muchas burlas y también mucho maltrato.

Kara había sufrido maltratos en el colegio y en su adolescencia, fue tanto que incluso quiso cambiar, pidiéndole entre llantos a sus padres que la llevarán a algún médico que le ayudará a solucionar su "problema". Con el paso de los años y tras pasar por muchos doctores y muchos médicos. La pequeña Zor-El había aceptado que no era algo que debia solucionar, sino debia aceptarse tal cual era.

La Bella y La Bestia. (G!P) - [Supercorp] (Supergirl) [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora