El mate de la alfa

Cap19

Keileb:

Estaba tan distraído, que no sentí la presencia de un vampiro acercándose a mucha velocidad, estuve pensando en lo que aquella hermosa chica me había dicho.

+.No deberías de generalizar, no todos son malos como tú los pintas.+

Mi cabeza no podía sacarlo.
Fue en ese momento que lo sentí, había un vampiro abalanzandose  sobre mí, era mi fin no tenía ningún arma para defenderme o alguna salida.

Cerré los ojos con fuerza y esperé a que llegará el ataque, sin una salvación.

Entonces nada... No pasó nada, el ataque nunca llegó.. abrí lentamente mis ojos, y me quedé estático, no lo podía creer.

Frente a mí se encontraba un majestuoso lobo gigante, su tamaño si me daba un poco de temor nunca había visto uno pero no creí que fueran tan grandes, su pelaje era grisáceo, era extremadamente digno de admirar su belleza, pero este no era el momento, presenciaba la escena, como el lobo no soltaba a ese vampiro, por nada del mundo mientras éste le hería la piel, para lograr su objetivo liberándose.

Observaba la pelea, fijándome más en el lobo que se encontraba ensangrentado con parte de la sangre del vampiro y algo de su sangre.

La batalla terminó siendo el lobo él ganador, degollado a aquel chupasangre.

Rápidamente me incorpore inspeccionado los movimientos de ese lobo,¿Por qué me había ayudado?.

Me miraba fijamente, sus hermosos iris divididos en la mitad de dos colores: celeste y café Avella.
Su ojos me intrigaban, tenían una chispa que me sonaba familiar pero no sabía el porque, sabia que él me quería decir algo,mm no sabía el qué.

El dió un paso al frente queriéndose acercarse a mí, pero por instinto temble.

Ví como él lo notó, esperaba sus movimientos, y entonces vi dolor en sus pupilas, estaba dando media vuela para irse, y.. yo no quería eso, no sabía qué hacer para que no se fuera, no sabía si me podía entender.. la verdad no sé qué pasó pero las palabras me salieron tal cuál quería decir:

-.Ey! Espera no te vayas..+

Aquel lobo paró en seco.
Lo había logrado, él me entendía.
Pero si eso era así, entonces eso quería decir que ese lobo era una persona..y me había salvado la vida.

Esperaba que volteara para quedar frente a frente, pero él ni se inmutó.
Mi mente recordó nuevamente las palabras de “Lunev”:
+.No te cierres a conocer más de lo que tu mente te muestra, quien sabe puede que tarde o temprano puedas cambiar tu opinión.+

Ya que el lobo no se movió, yo lo hice parandome justo enfrente del él, se exaltó por tal acción mía, era de esperarse  que no hubieran muchos humanos que actuarán con curiosidad hacia ellos.

Así que yo lo hice, él se mantenía con sus ojos conectados a los mios, me tomé el atrevimiento de acercar mi mano a su cabeza, él me lo permitió y le hice caricias, me lamía las mejillas, y me concedía acariciar sus orejas, me di cuenta de toda la sangre que tenía en ensuciando su piel y me dispuse a limpiarlo, le pedí que me siguiera y se metiera en la orillas del pequeño río que pasaba, para así facilitarme el poder limpiarle el lomo con el agua, estuvimos un buen rato jugando en el agua, salió del agua y se sacudió empapandome de ella, entre risas nos sentamos en el suelo, descansando del día pesado que tuvimos.
Lo miré y dije.
-.Me divertí hoy..oye gracias..-
El animal me miró y movió su hocico de arriba hacia bajó.
-.Por salvarme..sé que eres un licántropo.- él me observó y me lamió el cuello.

Cayó la noche y me quedé profundamente dormido con el lobo a mi lado.
Estaba tan cerca de mi que no sentía el viento que azotaba los árboles, me mantenía gracias a mí compañero calientito.
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En la mansión del Sr. Gales:

Después de haber procesado tanta información le dí, un entierro digno a Kaori la madre de mi sobrino.

Le prometí en su sepulcro encontrar a Keileb y protegerlo aunque fuera con mi vida.
Me dirigía a la casa que Gloria me había indicado que era propiedad de Kaori con la esperanza de que mi sobrino estuviera ahí, me la pasaba largas horas en ese lugar aguardando su llegada pero no pasaba.

Me dispuse a leer los libros antiguos que se hayaban en la mesita de la sala, pareciese que alguien más los hubiera leído, les heche un vistazo rápido, y no encontré algo interesante que no supiera ya, entonces la ví escondida debajo de todos los libros.

Era aquella libreta café que Kaan nunca dejaba de lado, se la pasa escribiendo siempre, y jamás me dejó hechar un vistazo alguno.

Mi curiosidad me ganó, la tomé y salí de ahí, rumbo a mí hogar.

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Era seguro que está cosita tenía muchas respuestas para mí.
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