Capítulo 2

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Era una niña soñadora. Con unos encantadores ojos verdes que hipnotizarían a cualquiera. Había vivido encerrada toda su vida, y no conocía a su verdadera familia. Un día dio fin a su pesadilla. Ahora era feliz con Eugene, su esposo, y con sus padres, que la recibieron con los brazos abiertos.

Se estaba acostumbrando a su vida con la realeza, era una princesa feliz, nunca se dejaba de sorprender con cada cosa que veía.

Una tarde, los reyes de Corona, recibieron una carta, de parte de Arendelle. Los invitaban a visitar su reino. Sin duda respondieron la carta, aceptando la oferta, Rapunzel iba a conocer a sus parientes por primera vez.

Se hicieron inseparables al instante, sobre todo con el carismático personaje llamado Olaf, un muñeco de nieve parlante. Iban seguido de visita.




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Se había levantado temprano esa mañana, causa de la emoción. Ya vestía ropa abrigada para el viaje y se trenzó el cabello. Corría por los gigantes pasillos, directo a la cocina. Tomó unos bocadillos de chocolate y se dirigió a la habitación de Eugene.

— ¡Eugeneee!—. Gritó despertando a su novio de un salto. Este ni se inmuto al ver a la chica tan entusiasmada. Volvió a recostarse ,ahora mirando al techo con una almohada sobre su cara.

Tubo tiempo de soltar un suspiro, antes de sentir un golpe sobre su estómago.

— ¡Argh!—. Se quejo con un sonido ahogado.

— Rubia, ¿no ves que estoy durmiendo...?—. Dijo aún sin abrir por completo sus ojos.

— Te dije que despertaras, y no lo hiciste, tuve que castigarte—. Dijo aún sobre el, con cara de victoria.

— Hoy vamos a ver a Elsa y Anna, amor. ¿Recuerdas?. Despierta falta una hora para que llegue el barco, tenemos tiempo para desayunar he ir a buscar chocolates al pueblo para la pijamada de mañana—. Siguió rápido, y con seguridad. Él logró escucharla y se animó a sentarse al lado de la cama.

— Está bien Rapunzel, tu ganas, empacaré, ¿supongo que tu ya lo hiciste?—. Habló sin ánimos. La chica le respondió agitando si cabeza con ganas y entusiasmada.

— Te espero abajo, dejé chocolates en el cajón cómelos, te quitaran lo aturdido—. Rió y salió corriendo a buscar a Pascal y a Máximus.

— Pascal, ¡vamos por Max!—. Entró a su habitación como rayo. Este ya estaba despierto y comiendo unas frutas, corrió hacia ella al verla entrar, dando un sonido raro al saltar y llegar a su hombro.

¿𝒴 𝓈𝒾 𝓂𝑒 𝒶𝓂𝒶𝓈? ||  ᴶᵉˡˢᵃWhere stories live. Discover now