¿𝒴 𝓈𝒾 𝓂𝑒 𝒶𝓂𝒶𝓈? || ᴶᵉˡˢᵃ

Capítulo 13

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Hiccup:

Segundo día aquí, y no hemos pasado por nada malo hasta ahora. Un pequeño contratiempo recorriendo el reino al informarnos de sus bienes y recursos que se podrían comerciar.

Chimuelo estará castigado al volver a Berk. Lo lamento pero si mi amigo.

Hasta ahora estamos empatados en la apuesta, Astrid por atinar al hombre con peluquín. Y yo al creer que este reino es ordinario, dentro de lo normal, y que NO existen personas invisibles. Tal vez gane esta.

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Fuimos los cinco a la carreta. Nos acompañaba el muñeco de nieve, durante todo el camino nos estuvo hablando de trivias y datos curiosos que no me agradaron del todo. Sinceramente no preste mucha atención al resto, pensaba en los dragones que se ocultaban en el bosque; obviamente no al lugar al que todos van, si no a uno mas alejado y cercano a la montaña del Norte.

Anoche les dejamos otro cargamento de pescado para que se alimenten, bebían agua de un rio. Fue de mucha ayuda que la princesa Elsa se ofreciera a esconderlos junto con su hermana. Solo ellas se han enterado de nuestros amigos.

En fin. Dejé la preocupación atrás al recibir un codazo de Astrid cuando la carreta se detuvo. Bajamos y el trineo siguió por la senda al bosque.

Caminamos un poco y nos sentamos al borde de la pileta el centro de la plaza. A los minutos unos niños se nos acercaron.

— Hola, ¿ustedes son los visitantes que vienen de muy lejos?—. Habló con la cabeza gacha una niñita morena, junto a lo que creía era su hermano, se parecían algo.

— Si. ¿Para que nos necesita majestad?—. Saludé suave. A lo que ambos niños rieron bajo y levantaron sus cabezas y logré ver sus ojos, ambos oscuros pero con ese brillo de inocencia característico de los infantes.

— ¿Nos puede contar una historia, señor?—. Dice el más pequeño, observé a Astrid que estaba con tres más a su lado y uno en su rodilla. Y dice que no les gustan los niños pequeños...

— ¿Soportarán una historia de vikingos?. Creo que tengo la historia perfecta para ustedes—. Asentí a lo que ellos se sentaron frente a mi, llamando a los demás que nos rodeaban a los dos. 

Astrid y yo nos quitamos las capas gruesas. 

— Esto ocurrió en Berk, es un pueblo del cual somos sus jefes, uno repleto de dragones—. Todos nos miraron sorprendidos, animándome a continuar.  — Vikingos temerarios pero amables a la vez. Un chico quiso matar a su primer dragón. Una noche al ser atacados por reptiles lanzallamas. Él vio un furia nocturna, uno de los más peligrosos y rápidos jamás vistos, solo leyendas se oían de aquellas criaturas—. Me levanté apoyando mi relato con movimientos fugaces con mis manos, simulando como volaba Chimuelo. Una mano en mi hombro me detuvo un momento.