¿𝒴 𝓈𝒾 𝓂𝑒 𝒶𝓂𝒶𝓈? || ᴶᵉˡˢᵃ

Capítulo 29/2

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— Norte. Más vale que sea... ¿Tú?. ¿Nos llamaste para darle la bienvenida al mocoso?—. Bufó el peludo apareciendo por un túnel.

— Buenas Conejo—. Saludó el guardián evitando discutir.

— ¡Hola, chicos!. Pequeña a Washington. Avenida Walt en Orlando. ¿Qué sucede?—. Balbuceó Hada sin dejar sus labores.

— Buenas Tooth—. 

— ¡Meme!—. Gritó el mayor mirando al hombrecito llegando en una alfombra de arena dorada.

— Hola Sandman. Bueno ahora que están todos. Necesito su ayuda—. 

— Espera, espera. ¿El mocoso nos pidió ayuda?. No te ayudaremos a congelar un estado completo—.

— Para nada, Conejo. Tienen que venir conmigo a Arendelle, Pitch dio su primer ataque y la hermana de Elsa salió herida—. Comentó cruzado de brazos.

— Black ya atacó. Vamos—. Canturreó Norte agitando sus espadas y llamando a algunos duendes por su abrigo.

— ¿Entonces iremos a su dimensión?—.

— Yo no, Tooth. Tengo trabajo con los huevos de pascua, y no estoy para niñerías de Pitch. Me llaman cuando los ataques fueran mejores—.

— ¿Mi seriedad no es suficiente para creerlo, Canguro?—. 

— No, Jack. Solo que te estás enamorando de esa chica. Se te ve en el rostro, te pareces a los adolescentes de las plazas en medio de la primavera—. Justificó tanteando la superficie mientras sonreía con altanería al albino.

— No, Conejo. Es urgente y quiero presentarlos formalmente, porque en futuros ataques les ayudarán junto a mí—.

— Ya oíste, Bunnymund. Vamos de una pasada y luego vuelven a trabajar. ¡Al trineo!—.

(...)

— Vamos llegando... Norte allí. Ahí, Ahí, ¡Aquiii!. Ahg... —.

— Perfecto aterrizaje. ¿Pero porque aquí, Jack?—. Dijo agitado levantándose del piso del trineo.

— ¿Cómo que perfecto, Norte?. Casi me haces devolver las zanahorias del almuerzo—. Alegó mientras se tambaleaba para bajar.

— ¡Bien!. No todos pueden volar, así que entraremos por la puerta trasera y les presentaré a Elsa y luego iremos a curar a Anna. ¡Síganme!—.

— Este chico está mal...—.

— Esperen aquí—. Dijo dentro de unos minutos.

Caminó tranquilamente por los pasillos vacíos. Llegó al salón totalmente limpio, volvió a los pasillos y se dirigió a la habitación de la albina. Pasando frente al salón de reuniones oyendo un profundo e incómodo silencio. 

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