¿𝒴 𝓈𝒾 𝓂𝑒 𝒶𝓂𝒶𝓈? || ᴶᵉˡˢᵃ

Capítulo 6

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El día estaba hermoso, los jóvenes de Corona jugaban con Olaf y Sven. Elsa estaba en su habitación hablando con "los espíritus del bosque". Y ambos reyes atendiendo las necesidades del reino.  Anna le debía informar a su esposo de la junta de negocios, con un nuevo gobernante.

Todo tranquilo, todo alegre, solo una carta de Berk confirmaba la visita. Esta llegó a manos de la platinada, que se dirigía a los aposentos de los antes nombrados. Claro que acompañada de su guardián.

 — ¡¿Invitaste al jefe de un clan de vikingos a venir a Arendelle?!—. Dijo el rubio eufórico.

— No fui yo ¡Fue idea de Elsa!—. Respondió su esposa de la misma manera.

— ¡Tu eres la reina!—. El joven se calmó un poco al sentir la manija de la puerta moverse.

— Tranquilos, fue mi idea Kristoff —. Habló la peliblanca al entrar.

— Son destructivos, las historias dicen que no son de fiar, no son muy inteligentes que digamos; ¡no podrían escribir ni una carta!—. Alegó el rey.

— Retira lo dicho Kristoff, acaba de llegar esta carta por su parte, luce bastante formal y está bien redactada—. Dice entregándole el sobre a su hermana.

Pasa un momento mientras la reina Anna lee el papel. Mientras a unos pasos de distancia su esposo y su hermana intercambian miradas tan cortantes que podrían atravesar el acero, ambos cruzados de brazos.

—Oigan, si no los conociera diría que ustedes son sus peores enemigos— . Sonrió al terminar y entregó la carta a Kristoff.

— Berk, lindo nombre para ser como son—. Dice el rubio de mala gana al ver el logo de la carta. Anna le golpea con el hombro.

— Llegarán mañana—. Dijo la platinada, a la vez se acercaba a la puerta, mirando a un joven flotando en la habitación.

 — ¿Adonde vas Elsa?— Se acerca a ella. Miró al techo imitando a su hermana.

*Pronto hablarás, Elsita* Pensó y bajo su mirada para ver a su hermana.

— Iré a mi castillo, solo por hoy. Llegaré tarde, no me esperes— Le respondió y salió apurada seguida del peliblanco que la seguía sin ser visto por nadie.

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Ese mismo día, al terminar las tareas del reino, fueron de paseo al gran palacio de hielo. Para que al llegar, diera comienzo su pijamada.

Ambos albinos y la ojiverde; terminaron de preparar todo, almohadas, mantas y botanas.